De la francesa Lili Boulanger, la OSY interpretará D’un matin de printemps (De una mañana de primavera), y de la mexicana Gabriela Ortiz el concierto para flauta Altar de Viento, los días 23 y 25 de junio a las 20:00 y 12:00 horas en el auditorio del Palacio de la Música de esta ciudad.
En esta nueva etapa de gestión, el director artístico de la agrupación, José Areán, ha tenido a bien promover la música de autores nacionales e incluir la de mujeres compositoras en el repertorio de la OSY.
En esta nueva temporada de conciertos y ante el nuevo modelo de gestión de la OSY se han podido incluir, programas más dinámicos con obras de compositores mexicanos y especialmente yucatecos como el Prólogo del Ballet Canek del compositor yucateco, Pedro Carlos Herrera, el cuento sifónico para niños Tochin, entre otros.
Como cierre de temporada y broche de oro, el maestro José Areán dirigirá Cuadros de una exposición, famosa suite de piezas compuestas para piano en 1874 por Modest Mussorgsky (1839-1881), orquestada por Maurice Ravel (1875-1937) en 1922, cuya aceptación por el público le dio el sello de inmortalidad del autor nacionalista ruso.
La obra para orquesta D’un matin de printemps (De una mañana de primavera), creada en 2018 por Lili Boulanger, incluye una alegre melodía de baile en tiempo triple, introducido por flautas sobre un ostinato de cuerdas ligeramente articulado, de expresión radiante, casi impresionista, que evoca la alegría de la naturaleza.
Lili Boulanger (1893-1918) recibió influencias de Gabriel Fauré, Jules Massenet y Claude Debussy, sobre todo en cuestiones formales, pero además del estilo típicamente francés de principio de siglo también tiene tendencias vanguardistas, siendo una referencia para compositores como Messiaen o Honegger.
La primera versión De una mañana de primavera, que data de 1917, fue un dúo
para violín y piano, luego la autora hizo otra para trío con piano, flauta y violín y finalmente en enero de 1918 escribió la partitura para orquesta.
La siguiente obra del sexto programa es Altar de viento, un concierto para flauta y orquesta con el que la compositora mexicana Gabriela Ortiz ingresó a la Academia de Artes de México, por lo que fue así la primera mujer en pertenecer a la máxima instancia que agrupa lo mejor del pensamiento, las artes y la cultura del país.
“Hay muchas más compositoras. México tiene a varias mujeres de excelente nivel y que trabajan con una muy buena calidad, así que yo espero que poco a poco abramos brecha y cada vez haya más mujeres dentro de la Academia de Artes”: Gabriela Ortiz.
“Esta pieza, que tiene mucho que ver con esta forma metafórica del viento, tiene cuatro movimientos: luz eólica, geometría del aire, viento nocturno y tornado. La música no se ve, se escucha; la percibes a través de los sentidos. De la misma forma que el viento, no se ve, pero se siente”, comentó Gabriela Ortiz respecto de su composición.
Corresponderá la participación como solista del flautista Alejandro Escuer, compositor y artista multidisciplinario mexicano dedicado a la interpretación, así como a la creación y producción de proyectos de gran calidad y originalidad. Su versatilidad le permite presentarse como solista con orquesta y como productor de audiovisuales.
Alejandro Escuer ha tocado con las principales orquestas del país, estrenando ya ocho conciertos para flauta y orquesta dedicados a él. Es profesor titular de la UNAM y ha dado numerosos conciertos y conferencias alrededor del mundo.
El colofón del programa es Cuadros de una exposición, una famosa suite de piezas compuesta para piano en 1874 por Modest Mussorgsky (1839-1881), misma que fue orquestada por Maurice Ravel (1875-1937) en 1922 y cuya aceptación por el público le dio el sello de inmortalidad del autor nacionalista ruso.
El músico ruso compuso la partitura inspirado en diez pinturas y dibujos incluidos en una exposición póstuma de su gran amigo, el artista y arquitecto Víktor Hartmann (1834-1873). A manera de homenaje, el compositor quiso “dibujar en música” (música programática) algunos de los cuadros expuestos.
La cabaña sobre patas de gallina, el Ballet de polluelos en sus cáscaras, El viejo castillo y Gnomos son las piezas más extrañas o fantásticas. Por otro lado, los más realistas o poéticos serían: La Gran Puerta de Kiev, Catacumbas, El mercado de Limoges, Samuel Goldenberg y Schmuyle, Bydlo y Tuillerie. Esos son los 10 cuadros que refiere Moussorgsky.