“Me ayudó mi papá, mi mamá. Estas son las vocales y estas son las sílabas. Estudien mucho y obedezcan a las maestras; escuchen a su mamá y así todo esto lo van a aprender. Aquí tengo todo lo que me gusta: dibujos de los animales que hay en mi casa, los colores, todo para hacer las tareas que marca mi maestra”, dice el alumno del plantel indígena “Francisco I. Madero”, en la comisaría de Pixyá, Tecoh.
Con materiales reciclados, ingenio, mucha imaginación y respaldo de sus familias, las y los estudiantes habilitaron espacios dentro de sus hogares y los transformaron en aulas didácticas, con la intención de propiciar un ambiente óptimo, que restara distracciones, fuera agradable e incrementara los resultados positivos en sus clases a distancia.
“Este trabajo se comenzó a distancia y poco a poquito se fue llevando con los padres de familia e impactó en toda la comunidad; respetamos mucho el contexto. En las casas, se llevó a cabo lo que es el acompañamiento pedagógico; se fortalecieron los espacios de trabajo, para que el alumno tenga un lugar en el que pueda poner en práctica todos sus procesos mentales”, explicó Alma Patricia May Cano, guía pedagógica multigrado de dicha escuela, que impartió el micro taller “Los ambientes de aprendizaje: una forma de aprender a aprender”.
El éxito de la estrategia se reflejó en las buenas notas, pero también en el comportamiento y crecimiento personal de todas las personas involucradas en este ejercicio. Al estar creando en familia, se fomentan valores como la motivación, la paciencia, el orden, la limpieza y la comprensión.
“Le ha beneficiado mucho; a veces, sólo cuando veas, ya está copiando solito; hasta su hermanito ya está aprendiendo también, le gustó lo que hicimos, le puse los colores con tapitas, lo que debe de hacer. Me gustó y me dice: ‘Gracias mami, por lo que me hiciste’. Parece que no es nada pero, para él, es mucho”, platicó la señora Elizabeth Cot Loeza, mamá de Arturo.
Para las maestras Sonia Espadas Chablé y Adaluz Uc Canché, responsables de este preescolar multigrado, que atiende a 60 niñas y niños en la referida población, la aplicación de lo aprendido en el micro taller representó una oportunidad para hacer comunidad y afianzar su compromiso con el alumnado.
“Mamás y papás han visto la utilidad de esos espacios, nos mencionan que los niños ponen más atención, ya ellos van visualizando y se hace más fácil el aprendizaje; estamos muy agradecidas con este trabajo conjunto”, indicó la primera docente.