En un comunicado, se informó que como parte de los protocolos de prevención, el titular de la dependencia, Enrique Alcocer Basto, anticipó la presencia de una extensa nube de estas partículas, lo cual no representará riesgos para la población, y con pase en registros del Servicio Estatal de Monitoreo y Alertamiento (SEMA), se podrá observar días brumosos y atardeceres rojizos, debido a la interacción de los rayos solares con este fenómeno.
De acuerdo con las imágenes satelitales y los modelos de predicción, el paso del polvo por el territorio no excederá los estándares promedio de calidad del aire, ya que estará, aproximadamente, a cinco mil o seis mil metros de altura, con concentraciones de bajas a moderadas; se prevé que abarque Yucatán, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, y se desplace hacia el sureste de Estados Unidos.
El funcionario aclaró que se trata de un evento atmosférico cíclico, proveniente de África, que traen consigo los vientos del Atlántico.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) confirmó este suceso y, según personas expertas, la nube de aire caliente y seco, cargada de arena, llegaría a medir entre cuatro mil y cinco mil kilómetros.
La longitud es mayor que la superficie de Estados Unidos, por lo que limita, temporalmente, el desarrollo y la intensificación de ciclones tropicales, ya que representan grandes extensiones de aire seco. Ocurre cada año, en primavera y verano, cuando se registra altas temperaturas y bajas presiones, condiciones que generan desprendimientos de viento cálido y polvo, que viajan hasta el oriente de México.