Don Mercedes González, un hombre curtido por el Sol y el campo, se encontraba realizando labores de limpieza en su predio cuando una serpiente de cascabel, camuflajeada entre la maleza, lo sorprendió con una mordedura. Consciente de la gravedad de la situación, logró pedir ayuda y esperar sin perder la calma.
Cuando los cuerpos de emergencia llegaron, lo encontraron sentado sobre una piedra, con el rostro sereno, pero pálido. El veneno ya comenzaba a hacer efecto.
Los municipales hicieron lo posible por estabilizarlo, y no pasó mucho tiempo para que arribara una unidad de la SSP. Coordinados los equipos médicos lograron controlar la situación. Luego de ser valorado, don Mercedes fue subido a la ambulancia Y-48 para ser trasladado a un hospital de Mérida.
Antes de partir, el abuelito extendió la mano a uno de los policías que lo ayudaron. “Ustedes me salvaron”, dijo con sinceridad, entre el dolor y la gratitud.
Hoy don Mercedes se aferra a la vida gracias a la reacción oportuna de quienes atendieron el llamado. En la selva baja de Yucatán, donde los peligros muchas veces se esconden bajo la hojarasca, la experiencia y la rapidez pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.




