El representante del gobierno federal también indicó que, en el caso de Yucatán, la consulta indígena podrá ser diferente al de las otras entidades, porque los yucatecos ya están acostumbrados culturalmente a los trenes.
Rosado indicó que con el Tren Maya se podrá reducir en uno por ciento el costo del movimiento logístico de los productos, por lo que se tiene un potencial de incremento en cuatro por ciento en las exportaciones, es decir, se prevé más producción de productos porcícolas.
Su ponencia en el encuentro causó bastante polémica entre los investigadores del INAH y otras organizaciones, pues el representante del proyecto habló sobre el dinero que dejaría el Tren Maya en la región, pero especialmente a las empresas que están invirtiendo en él, pero casi omitió la presencia de los pueblos indígenas en la Península de Yucatán y que en el estado dos terceras partes de los habitantes se autoadscriben como mayas.
La consulta indígena del Tren Maya en Yucatán será distinta a la de otras entidades, aseguró.
“La dinámica en Yucatán es diferente, la cultura actual ha arropado la dinámica ferroviaria y mucha gente que hoy vive creció con el tren, será un protocolo diferente a los lugares que nunca han tenido tren”, advirtió.
“En los lugares que ya tienen derecho de vía, como Yucatán, al existir esa dinámica que es parte de su vida, el protocolo cambiará”, dijo.
La ingeniería básica del Tren se tendría lista para el 18 de diciembre, a partir de ahí se conocería la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), su trazo definitivo y serían los momentos cuando se realicen las consultas.
Se tiene un “pre trazo de eficiencia, con puntos de toda la ruta, la mayor cantidad de líneas rectas posible, aprovechando derechos de ruta, conjugados para una primera pincelada”, anunció.
Pero a partir del 18 de diciembre se sabrá con certeza qué ocurrirá con el Tren. (Paul Antonie Matos)