El académico declaró que el proyecto se ha trabajado mediante discursos ligeros, como el hecho de que se presume que la zona arqueológica de Calakmul recibiría tres millones de visitantes al año, lo cual “es una perspectiva con muchos mitos”.
El mayor reto es que el turismo comunitario no se pierda ni se “acancunice”, advirtió.
En torno a ello, la posición del INAH como institución pública federal, defensora del patrimonio mexicano ha sido pobre, acusó.
El turismo es la base para que se difunda y conozca el patrimonio, pero el problema del manejo se tiene que dar desde un carácter social, indicó.
“Se requiere que sea adecuado, porque la miseria se traduce en el saqueo de bienes”, afirmó.
Dijo que el INAH se está convirtiendo en el facilitador de proyectos neoliberales. (Paul Antonie Matos)




