Mediante un comunicado de prensa los pobladores denunciaron que ñas dimensiones del excremento son tales que ha generado una cordillera de estiércol que estaría liberando grandes cantidades de gas metano y óxido nitroso, lo que contamina altamente el suelo y, por lo tanto, el agua de los cenotes que se encuentran debajo de la granja.
En el documento los pobladores denuncian que hasta ahora, las autoridades no han tomado medidas al respecto.
Como hemos informado, la comunidad maya de San Antonio Chel se encuentra en juicio de amparo en contra de una mega-granja de ganado bovino en sus inmediaciones que contamina el aire, el suelo y el agua de la vena de cenote que distribuye agua a la población.
El Juzgado Segundo de Distrito ordenó como medidas cautelares a la Comisión Nacional el Agua (Conagua), a la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de Yucatán y al Municipio de Hunucmá que ejerzan sus facultades de fiscalización y control sobre la granja para determinar si se estaba poniendo en riesgo al medio ambiente sano.
La Secretaría de Desarrollo Sustentable procedió a solicitar la suspensión progresiva de la granja por incumplir con diversos requisitos que comprometían ambientalmente la zona.
No obstante, no fue sino hasta una semana después, cuando se realizaron diversos peritajes para el juicio, que se descubrió la presencia de cerros de excremento en los terrenos destinados a la ampliación de la granja.
Se trata de un centro de almacenamiento clandestino de excremento de vaca que genera grandes emisiones de metano y óxido nitroso, lo cual produce grandes efectos ambientales.
Como se ha hecho público en semanas anteriores, los terrenos de la granja se encuentran sobre una vena de cenotes.
Actualmente el complejo tiene una capacidad para unas mil cabezas de ganado, pero se le ha informado a la comunidad que la granja tendría planes de expandirse hasta llegar a una capacidad de 20 mil vacas.
Cecilio Bacab, habitante de la comunidad, señaló que no solo se ha demostrado la contaminación de la zona, sino la impunidad con la que ha operado la granja.
“No tenían permisos prácticamente de nada, pero funcionaban sin que las autoridades interviniesen. Los de Desarrollo Sustentable vinieron, pero ni siquiera revisaron todos los terrenos y no vieron todos esos cerros de excremento”, señaló.
Carlos Escoffié Duarte y Guillermo Solís Guillermo, abogados de la comunidad maya de San Antonio Chel, señalaron que este hallazgo demuestra que las dimensiones del riesgo ambiental son incluso mayores a las que se pensaban.
Escoffié y Solís también recalcaron que tanto CONAGUA como el Gobierno de Yucatán y el Municipio de Hunucmá deben dar garantías de que están monitoreando la actividad de esta granja que, según reportan los pobladores de San Antonio Chel, ha disminuido el número de cabezas de ganado a partir de la suspensión concedida por el Juzgado.
No obstante, el juicio de amparo continúa en espera de que el Poder Judicial de la Federación determine si en este caso se violó el derecho al medio ambiente sano de la comunidad maya de San Antonio Chel, así como de sus avecindados.