De complexión baja y hablar pausado, el entrevistado relató que se encontraba en su casa cuidando a su nieta cuando escuchó una explosión que hizo "retumbar" su casa.
No acaba de asimilarlo, cuando otro estallido se sintió, esta vez acompañado de una luz "muy fuerte", como él mismo señala.
"Pensé que era la casa de mi vecina pero, no. Mi esposa entró al cuarto donde estaba, tomó a la niña y se fue. Yo salí, así como estaba, sin camisa y sin zapatos para la calle. Estando ahí, se escucha una tercera explosión. Era la casa de la esquina", explica mientras hace ademanes.
"Caminé lentamente hasta la casa. Había gente, vi a los vecinos que estaban ahí y decidí entrar. En el lugar había como cuatro personas, no sé quiénes eran, pero estaban removiendo escombros", continuó.
El señor Wilberth señaló que pudo vislumbrar un espacio para poder ingresar a lo que fue el cuarto, donde dos niños estaban, aunque no pudo acceder de inmediato. Fue hasta que las otras personas se hicieron a un lado, cuando se introdujo al lugar, aún con el incendio y la amenaza de un desplome rondaba el ambiente.
"Como soy delgado, pude entrar. Me dijeron que había un bebé que estaba en una hamaca, así que empecé a escarbar. Luego, vi la hamaca y la jalé pero luego me detuve porque pensé que podía lastimar al bebé", refirió.
Hasta este punto, el relato era fluido, casi ensayado, pero se detiene de manera brusca.
La voz no le sale de la boca, su garganta forma un nudo y sus ojos se llenan de lágrimas, toma una bocanada de aire y continúa.
"Volví a escarbar y luego jalé hasta que vi el cuerpecito del bebé. Le dije 'Dios mío, ahí estás, mi amor', lo abracé y empecé a retroceder. Luego, no supe quién me lo tomó pero me dicen que fue un bombero", explicó.
Mencionó que al salir del predio en ruinas, sin camisa y sin zapatos, se encontró con su hijo, Pedro, quien lo acompañó hasta su casa.
El hombre asegura que fue un milagro de Dios que el pequeño, de nombre Jesús, haya salido ileso del incidente y aunque asegura que sus festejos de año nuevo se arruinaron, se siente contento por haber ayudado al pequeño de apenas tres meses de vida.
"Es una experiencia horrible. Había mucho polvo, no se veía nada pero eso no me importó. Yo quería sacar a ese niño. Ese era mi objetivo. No me importó que me gritaran que el techo se iba a caer, no hice caso", recordó, al recuperar la fluidez en su relato.
"Solo hay que darle gracias a Dios por esto. Dentro de todo, salimos bien y el niño está con vida", agregó.
Don Wilberth fue uno de los muchos héroes sin capa que no dudaron en apoyar a la familia afectada por la explosión y por lo que hoy, estos pequeños resultaron casi ilesos, aunque, desafortunadamente, su familia lo perdió todo en dicha tragedia. (ACOM)