El profesor investigador del Centro de Investigaciones Regionales "Dr. Hideyo Noguchi" de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Carlos Alcalá Ferráez, hizo un recuento de las epidemias más importantes que han aparecido en la Península.
Una de las primeras en el Nuevo Mundo fue la viruela, que en 1518 llegó a la isla La Española (actual República Dominicana y Haití), acabando casi en su totalidad con la población indígena; sobrevivieron, según números del Fraile Bartolomé de las Casas, un millar de nativos.
Por otro lado, indicó que la fiebre amarilla ya era conocida por la población maya desde antes de la Conquista, pero en su forma conocida como "selvática".
La que atacó a los habitantes peninsulares durante el siglo XVII y originó la gran epidemia que mató a más del 50 por ciento de los habitantes, fue la transmitida por el mencionado mosquito Aedes aegypti, que ingresó por las costas campechanas.
"Fue ahí, donde se dispusieron diversas medidas para tratar de evitar o controlar su pronta expansión y llegada a Mérida, siendo la principal el aislamiento, poniendo a la ciudad en incomunicación completa, pero a pesar de ello, la peste llego a la ciudad, subiendo día con día alarmantemente el número de contagiados", dijo el especialista.
El virus de la fiebre amarilla, agregó, ha causado epidemias importantes en el continente americano, África y Europa.
Alcalá Ferráez recordó que el Popol-Vuh, libro sagrado de los mayas quichés, relata que la fiebre amarilla entre los mayas, se debía a la constante convivencia con los monos y consigna detalles de la epidemia de una enfermedad llamada "xekik" (vómito de sangre) ocurrida entre los años de 1480 a 1485.
Otros textos sagrados como el Chilam Balam de Chumayel, Tizimín y Kaua también describen las epidemias de "xekik".
El investigador mencionó que Fray Diego de Landa, en su obra Relación de las Cosas de Yucatán, escrita en 1560, refiere que la primera epidemia en la región ocurrió aproximadamente en 1483-84, descrita como la “peste”; asimismo, hubo epidemias de fiebre amarilla en 1569; 1571-1572; 1648-1650 y en 1699.
El impacto de estas epidemias, aunado otras patologías importadas por los europeos como viruela, sarampión y “tabardillo” (tifus exantemático), así como la hambruna por plagas y sequías, fue tal que para 1572 se estimaba que un tercio de la población indígena había sucumbido.
El brote epidémico de la fiebre amarilla de 1648 fue descrito por Fray Diego López Cogolludo en su “Historia de Yucatán”, escrita en 1688.
Esa epidemia predominó en la región por un lapso de dos años y su efecto fue tan devastador que la actividad milpera se colapsó y en 1650 hubo hambruna y las comunidades fueron despobladas al huir los mayas a las zonas selváticas o a la costa.
"La fiebre amarilla en Yucatán ya era endémica. Sin embargo, se tuvo que afrontar cuatro brotes epidémicos", resaltó.
Fue la fiebre amarilla la enfermedad a la cual se culpa de la muerte de diversas personalidades, tanto de autoridades civiles como religiosas, considerándosele la causante de una de las peores epidemias que arrasó con los pobladores de la Península.
Otra epidemia mortal que se presentó en la zona fue el cólera morbus, considerada enfermedad endémica en India hasta 1817, cuando empezó a propagarse en diversas naciones de Asia, África y Europa, hasta llegar al continente americano.
Comentó que diversos estudios han postulado que Campeche fue el sitio por donde el cólera entró a la península de Yucatán, pero en el transcurso de sus investigaciones encontró que en 1833-1853 la enfermedad pudo propagarse de manera simultánea a través de actividades comerciales.
Sobre cuántas personas fueron afectadas con esta enfermedad, dijo que, de acuerdo con su investigación, en Yucatán se calcula que alrededor del 10 por ciento de la población falleció en la primera epidemia del cólera.
"Hay quienes mencionan que fallecieron entre 60 y 100 mil personas, sin embargo, es difícil establecer una cifra, se debe considerar que durante ese periodo los resultados del conteo de las personas eran estimaciones que se realizaban de diferentes formas", comentó.
Explicó que, en la segunda epidemia, el impacto demográfico fue menor, pero la ciudad de Mérida presentó cifras más elevadas en comparación de lo que sucedió en 1833, probablemente esta situación se haya presentado por las condiciones de vida y por el avance del ejército, pues los soldados estaban infectados.
En ese sentido, hizo hincapié que desde entonces ante la amenaza de una epidemia se tomaban medidas de aislamiento, por lo que los hospitales se construían fuera de las ciudades y en sitios con ventilación adecuada; se establecían cuarentenas y se evitaba que los barcos infectados pudieran atracar en los puertos.
"Medidas muy similares a las que hoy en día tenemos por la pandemia del Covid-19", concluyó.