El encargado del Despacho de la dependencia, Froilán Torres Herrera, explicó que, en atención de varios reportes de baja presión en la región, personal de la Japay revisó los alrededores del cárcamo con un geófono para detectar fugas por medio del sonido.
Como resultado, desde hace aproximadamente ocho meses se localizó una fisura de gran tamaño en la tubería de salida, donde se perdía aproximadamente un volumen mínimo de 30 litros por segundo de agua, equivalente a dos millones 592 mil litros al día, suficientes para dar el servicio a 13 mil habitantes.
Tras la evaluación y diseño de una estrategia adecuada para resolver el problema, se optó por sustituir la vieja pieza de acero de 30 pulgadas por un poliducto de alta densidad de 24 pulgadas, material que tiene un tiempo de vida mínimo de 80 años, no acumula sarro y que, debido a su elevada resistencia, permitirá operar los tres equipos del cárcamo actual.
La tubería que se retiró solo podía funcionar con dos bombas, lo que provocaba baja presión en, por lo menos, 25 colonias del sur de la ciudad. La nueva arteria requirió de una preparación especial, pues a diferencia de los tradicionales caños, este requirió de un proceso de termofusión con herramientas especiales.
La pieza de acero tenía unos 60 años de antigüedad y ya presentaba un deterioro bastante severo en una longitud de 17 metros, tramo que se calcula pesa 30 toneladas, un 50 por ciento más que el poliducto de alta densidad que la reemplazó, que es de aproximadamente de 10 toneladas.
Personal de la Japay trabajó durante ocho horas para lograr dicha hazaña, con la colaboración de 25 ingenieros y fontaneros calificados y el apoyo de una grúa de 25 toneladas. Durante las maniobras, se siguió los protocolos sanitarios correspondientes para evitar contagios por el Covid-19.