Gerardo Aguilar Pérez formó parte de la primera generación conformada en 2018 en los cursos de cultura maya y otro de comida saludable, desde entonces está presente en cada convocatoria, pues dice, no quiere estar encerrado en cuatro paredes.
“Muchas personas piensan que cuando uno se jubila es el candidato para cuidar a los nietos, y aunque se les adora, no podemos dejar que ahí queden nuestros días. La Universidad nos abre un panorama, porque no hay compañero que conozca que me diga que no le ha interesado algún taller”, comento.
Señaló que, para él esto fue una gran oportunidad, pues, además, aseguró que cada día que le toca tomar su curso es distinto ya que se despierta motivado y con ganas de llegar a ver a sus compañeros e instructor.
Criselia Cabrera Carrillo y Arnulfo Villareal Guerra son una pareja que ahora comparten el gusto por realizar sus propios productos en conserva gracias a uno de los talleres de la UM-UADY, dicen sentirse entendidos, pues cada uno de los maestros que han tenido han sido pacientes y comprensivos con ellos, además de que celebran que este sector de la sociedad sea visto por las autoridades.
En su caso, fue el señor Arnulfo el primero en buscar alguna actividad en la cual pasar su tiempo, por lo que tomó dos cursos de fotografía previos, posteriormente se encontró con la Universidad de los Mayores y tomó un primer taller, el ver como lo disfrutaba, motivó a su esposa a inscribirse en la siguiente convocatoria y ser parte de estas actividades.
“El último curso que tomamos fue de elaboración de conservas, curtidos, y todo eso aún lo consumimos en la casa. El solo pensar en que íbamos al curso nos hacía salir de la casa con la mente despejada, tomábamos nuestra clase, hacíamos nuestras cosas y luego lo compartíamos con nuestra familia lo que habíamos elaborado para comer con la familia”, señaló la señora Criselia.
La señora Martha Rodríguez Aguilar es un caso especial, con 81 años decidió inscribirse a su primer curso gracias a la ayuda y motivación de su hija. Destaca que esto le ha cambiado completamente su perspectiva, pues antes de la UM-UADY, ella se sentía improductiva.
“A mi edad pensé que solo tenía que esperar en mi casa, pero mi hija me insistió mucho en ir al curso. Fue muy significativo para mí el poder ser parte de este grupo, dar el ancho; además de convivir con mis compañeros fue muy grato, me dio vida, me siento muy bien ahora, quiero tomar todos los cursos que se ofrecen”.
Detalló que antes de ser parte de este programa creía imposible hacer algunas cosas, ahora sabe que es capaz de hacer cualquier cosa y tiene las ganas de seguir con su formación.
En este sentido, Elizabeth Castillo Rodríguez se siente orgullosa y feliz de que haya cambiado la perspectiva de su mamá, asegura que ahora la ve más animada a salir para tomar sus clases. Por ello, invitó a todas las personas que tengan padres, madres o abuelos mayores a ayudarlos, mostrarles a las convocatorias y ayudarlos para que les sea más fácil la inscripción.
Finalmente, los cuatro estudiantes de la Universidad de los Mayores exhortaron a otros adultos a no dejar pasar la oportunidad, a ser parte de alguno de los talleres, pues dicen, esto les cambia la vida.
Además, agradecieron a la UADY el abrir un espacio dedicado únicamente para ellos y en el que pueden adquirir conocimientos que no pensaron tener.