Durante el evento, comunicadores dieron a conocer que durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, más de 45 periodistas han sido asesinados y del 2000 al presente año 136 comunicadores han caído abatidos por diferentes causas relacionadas con el ejercicio de su profesión.
El periodista José Luis Preciado Barreto leyó un discurso a nombre de la Asociación Nacional de Locutores delegación Yucatán, donde afirmó que si bien, en la entidad los periodistas no son asesinados, la violencia hacia ese gremio esta cada vez más cercana.
“El fuego está cada vez más cerca de nosotros, aquí en el vecino estado de Quintana Roo, con agresiones al periodista Pedro Canché y otros compañeros entre periodistas locutores; en Tabasco, con Juan Carlos Huerta, antes la tragedia comenzó con Manuel Buendía, Miroslava Breach, Javier Valdez y así la lista crece”, advirtió.
Preciado Barreto lamentó que las muertes de los comunicadores que laboran en otras partes del país que no sea la Ciudad de México se ha desdeñado por los noticiarios autodenominados nacionales, al soslayar el hecho en sus espacios informativos.
“Para luego revictimizar al personaje con frases editoriales igualmente matones, como es que dice… la Fiscalía de su estado asegura que llegará hasta las últimas consecuencias, pero adelanta que el sujeto en cuestión andaba en malos pasos”, fustigó.
Denunció que desde hace varios años los periodistas enfrentan niveles de violencia soterrada, donde la intimación y el homicidio son temas que todos los días están presentes.
“Todas las organizaciones coinciden en condenar repetida y contundentemente la falta de protección de los periodistas, que solos encaran su labor, sin las mínimas condiciones para poder atender los reclamos que nos hace la sociedad de altos niveles de corrupción, una política hecha para controlar todo, un crimen organizado que acota cada vez más regiones del país”, expresó.
Apuntó que se requieren esfuerzos monumentales de todos aquellos que creen que los periodistas mexicanos deban tener un ambiente seguro para trabajar, para que la situación que enfrentan en la actualidad los comunicadores sea diferente.
“Los estados pueden hacer mucho más de lo que hoy hacen, eso de tirar el caso a la bolsa del delito común, es como apagar para siempre una voz e intimidar a muchas otras que empiezan a dudar si decir la verdad es conveniente, y a largo plazo, o todos muertos, o todos callados”, finalizó.