“Debemos entender a la violencia física como cualquier contacto con el cuerpo de manera agresiva y del cual no estemos de acuerdo. No es necesario sufrir golpes en la cara, tener moretones o fracturas para poder decir que somos violentadas. Un simple empujón, toques no deseados, jaloneos, entre otros, ya deben ser considerados como un tipo de violencia”, destacó.
“El problema de que estos contactos físicos sean leves, es que nos acostumbramos a ellos y no percibimos que en cierta manera, están vulnerando nuestros derechos. De aquí parten también muchos otros tipos de violencia que se pueden llegar a sufrir tales como la emocional, psicológica, laboral, entre otras”, sostuvo la maestra que trabaja con mujeres que sufren maltrato en sus círculos familiares y laborales, principalmente.
Trejo Martínez puntualizó que para lograr hallar este equilibrio armónico y bienestar en nuestras vidas, “es importante que también nosotras como mujeres adoptemos ciertas actitudes y realicemos algunas acciones básicas tales como: identificar nuestras emociones, rodearnos de gente positiva, ser congruente, organizarse, aprender a decir no, complacerse a una misma, escuchar, perdonar, agradecer y respetar nuestra esencia, entre otras”.
“Hay que reconocer que los hombres, por el tipo de educación que han recibido, ejercen la violencia como un tipo de dominación porque ese es el rol aprendido y la mujer tiene que asumir el papel de sumisa puesto que también se le ha implantado esa posición de no reclamar y cumplir con sus obligaciones domesticas”, comentó la también visitadora adjunta de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán (Codhey).
“Sin embargo, las cosas han cambiado, a pesar de que ahora se sabe que hasta los hombres sufren violencia pero lo callan, es importante destacar que vivir en paz, con tranquilidad y con las facilidades para lograr nuestro desarrollo como mujeres, es un Derecho Humano y las mismas autoridades nos las deben garantizar”, dijo.
A la plática también asistieron representantes de agrupaciones empresariales, profesionales de psicología y personal del albergue, entre otras.
Al término de la charla se realizó al albergue un donativo de víveres por parte de las asistentes.