Con ella coincide Alethia Fernández de la Reguera Ahedo, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de esta casa de estudios, quien explica que las personas trans, quienes son parte de las denominadas identidades de género no normativas, ven afectadas otras de sus garantías como acceso a la salud, a la protección social y al trabajo.
Aunado a que 25 por ciento señala que ha sufrido discriminación y 40 por ciento sintió rechazo de sus padres y su entorno, al descubrir su identidad de género, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018, realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
En ese sentido, dice Gabriela Ciccia, las leyes de identidad de género que les permiten cambiar su nombre en su acta de nacimiento, buscan que puedan tener la identidad con la que se identifican mediante un trámite administrativo, ejerzan otros derechos y estén insertas en los distintos ámbitos de la sociedad.
En tanto, Fernández de la Reguera detalla que en México hay 13 entidades que cuentan con una ley de identidad de género -Ciudad de México, Coahuila, Colima, Chihuahua, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora y Tlaxcala-, pero todavía falta para lograr un cambio cultural que permita entender que la diversidad sexual es una de las diversidades que existen y enriquecen a las sociedades.
“Queremos vivir en igualdad, pero una igualdad en la diferencia. La diferencia no implica amenazas, sino saber que somos distintos, que las personas de la diversidad sexual nos permiten entender la valentía para afrontar y trasgredir estas normas de lo binario”.
Para la también coordinadora del Laboratorio Nacional Diversidades es necesario avanzar en el enfoque de derechos humanos que permita garantizar que las personas con estas identidades no binarias puedan salir a la calle y sentirse seguras, estar en un salón de clases sin ser acosadas y que en su entorno familiar no sean maltratadas.
El Día Internacional de la Visibilidad Transgénero fue establecido por la activista trans Rachel Crandall, en 2009.
Rechazo desde la infancia
Las personas trans viven rechazo y discriminación desde la infancia, afirma Fernández de la Reguera, quien recuerda que la Encuesta Nacional sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018 -dirigida a mayores de 16 años que se autoidentifican como gays, lesbianas, bisexuales, trans (transgénero, travestis, transexuales) y de otras identidades de género no normativas- reveló que 9.9 por ciento de ellas siempre supo que tenía una identidad no normativa.
Además, 40 por ciento señaló haberlo identificado en la infancia y 23 por ciento en la adolescencia. Sin embargo, cerca de 40 por ciento también reportó que se sintió rechazada por sus padres en ambas etapas de la vida cuando descubrieron su identidad. En la familia y en la escuela es donde señalan vivir mayor discriminación y violencia.
“Muchas veces nos enfocamos a las formas extremas de violencia directa que viven las personas trans: asesinatos, violaciones, desapariciones forzadas, pero también tenemos que empezar a atender los primeros espacios de socialización”, considera la especialista en violencia de género.
Las ofensas verbales, chistes ofensivos, expresiones de odio, agresiones físicas y acoso son parte de la violencia que sufren, así como obstáculos para acceder a un trabajo digno y formal. “Casi siempre son discriminadas a pesar de que tengan altos grados de escolaridad”, añade.
La encuesta elaborada por el Conapred y la CNDH también reveló que cerca de 25 por ciento de las personas entrevistadas ha sufrido discriminación en la atención médica o no pueden acceder a estos servicios; 50 por ciento ocultó su identidad de género frente al personal médico por miedo al rechazo, maltrato y la discriminación.
Identidad sin estigmatización
Lucía Ciccia, especialista en epistemología feminista y salud mental, expone que el objetivo de las leyes de identidad de género es que las personas tengan la identidad con la cual se identifican y que no implique “un juicio, estigmatización o una confesión, como si se tratara de un pecado o un delito”.
“Las personas trans tienen problemas de inserción laboral porque se las interpreta como personas no normales. Justamente lo que queremos, a través del marco legal, es normalizar que hay múltiples identidades posibles y que una genitalidad no determina una identidad de género”, insiste.
En la Ciudad de México, expone, esta norma permite que se acceda al cambio de identidad de género y de nombre en su acta de nacimiento mediante un trámite administrativo, pero sólo para personas mayores de 18 años. En otros países hay leyes que solicitan un análisis psico-médico, psico-biológico o someterse a un tratamiento hormonal, lo que es patologizar a las personas. En Jalisco, por ejemplo, los menores de edad pueden acceder a cambiar su identidad de género.
Ambas investigadoras coinciden en la necesidad de discutir las iniciativas de ley para el cambio de identidad de género de las infancias trans, que han quedado “congeladas” por el desconocimiento y los intereses de grupos que se oponen a la ampliación de derechos de las diversidades.
“El espíritu del Día Internacional de la Visibilidad Transgénero es el derecho y respeto a la vida, a una vida digna; es justamente pensar que tenemos derecho no solo a una identidad sino también a una calidad de vida que implica ser respetada”, insiste la académica del CIEG. (Boletín de la UNAM)