“Desgraciadamente no hay muchos estudios al respecto para decir qué porcentaje de la población presenta este síndrome. Tampoco hay una cifra oficial sobre su prevalencia, pero nos preocupa porque puede llevarnos a un déficit nutricional y, dependiendo del estado de salud y la edad de la persona, puede tener otras consecuencias más graves”, aseveró la especialista.
No hay claridad de las razones por las cuales las personas comen estos productos: se ha relacionado con algunas deficiencias nutricionales, problemas de ansiedad, estrés; también se ha observado en personas con anorexia, así como con espectro autista, y en quienes tienen esquizofrenia. Aunque se había asociado más con los niños, se puede presentar en cualquier grupo poblacional.
De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales 5 (DSM-5) para ser considerado síndrome de Pica las personas deben ser mayores de dos años, consumir productos no nutritivos ni alimentarios al menos durante un mes, y que no formen parte de una práctica culturalmente aceptada, expuso la doctora en Ciencias de la Salud.
Algunos estudios relacionan el síndrome con las mujeres embarazadas con deficiencia de hierro, zinc o calcio, aunque no son concluyentes.
“Puede haber afectaciones en cavidad oral y romperse los dientes; en el tracto digestivo puede haber alteraciones físicas. Hay quienes comen vidrios o navajas y eso puede generar alguna laceración interna muy grave.
“Hay productos que no son digeridos y así como entran son eliminados, pero otros como el cabello se quedan atorados formando bezoares (masa sólida indigerible), generalmente en el estómago, y en ocasiones, en el intestino delgado, causando obstrucción. Para retirarlos se requiere de procedimientos quirúrgicos”, alertó la académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina.
El nombre de este trastorno deriva del latín pica pica, que quiere decir urraca, ave conocida por consumir sustancias incomestibles y robarlas, como ritual de cortejo.
¿CONDUCTAS DISRUPTIVAS?
La universitaria expuso que, aunque comer estos productos es una conducta anormal, tampoco es disruptiva en la sociedad. Incluso es importante identificar que hay lugares en los cuales culturalmente es aceptable comer tierra y se promueve su ingesta.
Este síndrome debe ser diagnosticado por psicólogos o psiquiatras y generalmente se atiende por un equipo multidisciplinario conformado por estos especialistas quienes proporcionan terapia cognitivo-conductual, así como nutriólogos quienes atienden el impacto del trastorno.
“Se les hace una valoración completa de su estado nutricional -estudios bioquímicos- y si se encuentra deficiencia de algún nutriente, se suplementa. De manera paralela se observa si no hay algún trasfondo de ansiedad o estrés que genere esta conducta compensatoria”, indicó Sandoval Bosch.
La universitaria expuso que comerse los mocos puede ser una manifestación del síndrome de Pica, pero hay que distinguir cuando se trata de una conducta sin control o una acción momentánea que puede corregirse si se explica a los niños que es inadecuado. “No por una vez que lo hagan ya tienen el síndrome. Tiene que ser una conducta con frecuencia, en el último mes y que no pueda parar”, recalcó. (Con información de la UNAM)