Al impartir la conferencia “Percepción de la obesidad. ¿Nuestros sentidos nos engañan?”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales, resaltó la importancia de hablar de la obesidad, porque demasiadas veces la narrativa se centra en el tema de la estética, dejando de lado los problemas de la salud que este trastorno genera.
Se trata de un tema relevante porque a medida que se aumenta de peso, se agudizan los riesgos de padecer diabetes tipo 2, cáncer de mama y de colón, hipertensión, aumento de colesterol y triglicéridos, además de problemas ginecológicos y respiratorios.
Ante esta situación es importante enfocarnos en el tema de la salud, indicó la docente universitaria en su exposición que formó parte del Seminario “Desigualdades y disputas de género desde el campo médico”, la cual se suma a la serie de actividades +25N, organizadas por la Universidad Nacional para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Dagmara Wrzecionkowska apuntó que en México la prevalencia combinada (hombres y mujeres) de sobrepeso es de 39.1 por ciento y de obesidad de 36.1 por ciento: y afecta a ocho de cada 10 adultos.
Puntualizó que 76 por ciento de ellas son perjudicadas por este problema, en tanto que en el caso de los varones el número es más bajo: 40 por ciento tiene sobrepeso y 32 por ciento obesidad.
Planteó que son diversas las causas que la provocan, sobre todo nuestra conducta en el consumo de alimentos con alto contenido calórico, sedentarismo, “pero también podemos hablar de la falta de educación en el cuidado de nuestra salud, así como el papel de creencias, normas y actitudes hacia la alimentación y la actividad física”.
En la sesión a distancia, Dagmara Wrzecionkowska expuso que nadie despierta con obesidad de un día para otro, es un proceso que nos lleva a acumular grasa día tras día, y muchas veces eso ocurre por debajo de nuestro umbral sensorial, esto es, no somos capaces de percibir la acumulación de peso con el tiempo ni de nuestra imagen corporal.
Si no nos percatamos de ese hecho no actuaremos, no haremos ejercicio, ni modificaremos nuestra dieta, de ahí la importancia de hablar de la percepción en el contexto de la obesidad.
Refirió la existencia de estudios que señalan que somos inconscientes del rango de peso que tenemos. Por ejemplo, 49 por ciento de las personas con sobrepeso no eran conscientes de ello, pensaban que tenían normopeso (peso que se considera saludable). Por otra parte, cerca de 90 por ciento con obesidad no advertían su estado.
Solo nueve por ciento de las personas obesas, diagnosticadas por un profesional en salud, percibían que tenían obesidad, aunque seis por ciento de los no valorados se identificaron correctamente como obesos. En su mayoría, la población con esa condición no toma conciencia de esos kilos extra, insistió la también economista.
Señaló que además de la báscula, un indicador para detectarlos es la ropa; sin embargo, hoy cada vez más un número importante de nuestras prendas son elaboradas con telas elásticas, además, lo que antes era una talla grande ahora es mediana.
Comentó que, como parte de un estudio realizado con alumnas de la Facultad de Medicina de la UNAM, se evaluó la actitud anti obesidad (antifat attitudes) y si ésta puede verse influida al mirarse al espejo o subirse a una báscula. En este caso, las estudiantes conocían bastante bien su peso, pero no todas podrían identificar su rango.
Explicó que la antifat attitudes, se refiere a la intolerancia hacia la obesidad, actitud discriminatoria que perjudica a una persona con obesidad o sobrepeso, además de los problemas de salud que pudieran afectarle, así como su influencia en la autoestima.
Nombrar la obesidad como una enfermedad puede influir en la percepción que tenemos de ella como algo fuera de control o, por el contrario, un estímulo propio para cambiar esa actitud. A veces, con una técnica motivacional se puede lograr la meta de disminuir los kilos que sobran.
Al respecto, en el Centro de Ciencias de la Complejidad, en colaboración con la Facultad de Psicología, se estableció un programa por medio de tres elementos: actividad física, alimentación con conteo de calorías y motivación. (Con información de la UNAM)