La jefa del Laboratorio de Microbiología Molecular de esa entidad académica expresó que ese virus aún tiene baja patogenicidad en las personas, pero deben mantenerse precauciones en el manejo de aves infectadas, razón por la cual recomienda no tocar los animales vivos o muertos que se detectan en áreas silvestres, porque pueden estar infectados, evitar el contacto con secreciones como saliva y heces fecales de aquellas que están enfermas, y mantener las medidas higiénicas previstas para la manipulación de las de corral.
Además, se sugiere continuar con las medidas contra el Covid-19 como son: utilizar cubrebocas, lavado de manos, mantener las zonas ventiladas, entre otras.
Ahora ese agente patógeno alerta a la comunidad en cuanto a prever cualquier tipo de situación que pudiera generar alguna zoonosis (contagio de animal a humano) y desencadenar una nueva pandemia, señaló.
García Pérez se refirió a la vacuna contra la influenza y precisó que, aunque hay variantes del microorganismo por las mutaciones de un año a otro, el biológico funciona bastante bien y ayuda a que la influenza (estacional y posiblemente contra la aviar) no sea tan grave. Si tienen acceso a ella, lo recomendable es inmunizarse anualmente y mantener las medidas de higiene.
Los síntomas de esta enfermedad en humanos son variables en cada persona, pero comparten algunos de la influenza estacional como agotamiento físico, ojos llorosos, fiebre alta ocasional, tos o catarro. Cuando es grave se puede desarrollar neumonía, incluso la muerte, explicó.
La especialista recordó que desde hace varios años la gripe o influenza aviar ha infectado aves de vida silvestre y de corral en diferentes partes del mundo. En otras épocas, algunos de estos virus infectaron al humano y produjeron diversas pandemias a lo largo de la historia, como la gripe española de 1918; la gripe de Hong Kong, en 1968; y la pandemia de influenza H1N1, de Estados Unidos-México, en 2009. “Son diferentes cepas, pero están conformadas de una manera muy parecida”.
Estos microbios tienen un genoma segmentado, y cuando hay co-infecciones de dos diferentes cepas en una célula comienza la replicación viral, lo que contribuye al intercambio de algunos segmentos genómicos y la producción de diferentes virus, los cuales no son reconocidos por el sistema inmune humano por carecer de contactos previos, por lo que se inicia la respuesta contra éstos.
Su rápida neutralización por el sistema inmune antes de que entren a las células y las infecten, no siempre es fácil, lo que puede producir enfermedad respiratoria. Además, desarrollan mutaciones puntuales que les permiten evadir la respuesta inmune previa del hospedero y lograr permanecer en la naturaleza, comentó.
La universitaria afirmó: todas las aves, y los mamíferos en general, producen una respuesta inmunológica para detener estas infecciones de manera eficiente y evitar que nos dé la enfermedad, pero es un proceso que lleva tiempo. Los virus tienen un hospedero natural; los de la gripe aviar están en ciertas aves silvestres acuáticas, como los patos buceadores, sin causarles ningún daño. Pero cuando saltan a otras especies como aves migratorias pueden producir daños severos e incluso la muerte de algunos de estos animales u otros que se infecten por estas aves migratorias, como sucede en pollos, pavos, faisanes y otras aves.
Cuando las aves silvestres co-habitan con especies domésticas, pueden causar infecciones, y las de corral son altamente susceptibles a varios de estos virus de influenza de alta patogenicidad.
La experta subrayó los estragos económicos en la producción animal de aves de corral que afecta a los grandes productores para consumo humano y a los pequeños, quienes tienen pollos y otros animales en traspatios para la ingesta doméstica o regional. Cuando esta enfermedad se detecta en las granjas, se pierde prácticamente todo, debido a que tienen que sacrificarlos.
Respecto a los filtros sanitarios de las aduanas, García Pérez señaló que hay alerta regional en las que se ha detectado la presencia de aves infectadas. Consideró que siempre deben existir ciertos controles sanitarios, como monitoreos estrictos que se realizan en Europa y Estados Unidos sobre las aves de migración (cuando salen y llegan de otros sitios) detectando si tienen infecciones y en particular de influencia aviar, además de determinar si se trata de bacterias de alta o baja patogenicidad en aves y el subtipo al que corresponden. En el caso de México, aún se requiere mayor información sobre esos movimientos migratorios. (Boletín UNAM)