La cifra es considerablemente más elevada que en periodos anteriores, como 2016-2017, con 378 casos y 35 defunciones, y se explica porque en 2017 predominó el tipo A (H3N2), que convive con la humanidad desde hace 50 años, y en 2018-2019 está presente el A (H1N1), que con una década de existencia, es más agresivo, “por lo que esta temporada podría haber un mayor número de casos y probablemente sean más graves, sobre todo porque mucha gente no está vacunada”, explicó Rosa María Wong Chong, de la División de Investigación de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Los datos de esta temporada, que inició en septiembre y concluirá en abril, contabilizan a personas afectadas hasta diciembre pasado, “pero estimamos que habrá un repunte mayor en enero y febrero”, agregó la epidemióloga.
Además, hay reportes hospitalarios de muchos casos graves en México, porque el virus mayoritario es A (H1N1), que es muy patógeno y agresivo, por su relativa reciente aparición, y muchas personas aún no tienen la protección de la vacuna, resaltó.
La especialista explicó que después de la epidemia de 2009, cuando surgió el nuevo virus A (H1N1), las cifras anuales iban a la baja, hasta la temporada 2013-2014, cuando hubo un repunte de mil 853 casos y 220 defunciones, también asociado a una mayor presencia de esa variante del virus.
URGE VACUNARSE
En un comunicado de la máxima casa de estudios del país, Wong advirtió que las mayores complicaciones, infecciones graves y mortalidad se asocian con personas que nunca han recibido la vacuna.
“Mucha gente no se ha vacunado desde hace 10 años y son susceptibles de adquirir esta infección, porque no tienen anticuerpos contra el virus”.
Lo ideal es ponerse la vacuna cada año, porque el virus va cambiando. “Entre más tenga una persona es mejor, porque hay cierta protección cruzada contra algunos virus”, detalló.
La vacuna es especialmente recomendable para los grupos de riesgo: niños menores de 10 años, adultos mayores de 65, mujeres embarazadas, pacientes con enfermedades pulmonares y cardiovasculares, con asma, diabetes y obesidad.
El riesgo de un virus completamente nuevo, como el A (H1N1) hace una década, es que tiene nuevas proteínas en su composición, para las cuales no hay anticuerpos. Y cada año el virus desarrolla nuevas variantes. Hasta ahora, el de la influenza se clasifica en A, B y C, que tienen 135 combinaciones posibles.
Además de la vacuna, para evitar contagios Wong recomendó toser en el ángulo del brazo, evitar lugares concurridos, lavarse las manos varias veces al día y acudir con el médico, especialmente ante presencia de fiebre.
“La vacuna no es cien por ciento efectiva, pero sí garantiza que se evite la influenza en la mayoría de los casos, o si la persona enferma aún con la vacuna, la gravedad será menor. Tanto la gravedad como la mortalidad están directamente asociadas a quienes no se vacunan”, remarcó.
CUADRO CLÍNICO
Sobre el cuadro clínico, la experta recordó que incluye fiebre muy elevada (mayor a 38.5 grados), dolor de cabeza, cansancio, tos seca, ardor, congestión nasal y dolor muscular.
“Las epidemias ocurren principalmente en invierno, porque el frío se asocia a una mayor incubación y transmisión del virus, además de que las vías respiratorias están más susceptibles a infectarse”.
La influenza se transmite por estornudo, tos, habla o artículos contaminados, por eso hay que evitar el contacto con el enfermo y lavarse las manos constantemente, concluyó.