En un comunicado, esa casa de estudios, señala que de la exposición pasiva o activa al humo de tabaco y de biomasa (proveniente de la combustión de leña, carbón y petróleo), así como a la quema de diésel o hidrocarburos, son factores de riesgo para adquirir este padecimiento, que ya puede considerarse un problema de salud pública.
Quienes viven en ambientes con altos índices de contaminación ambiental, los fumadores pasivos o activos, las mujeres que cocinan con leña y sus familias, así como la gente que utiliza anafres para calentar su vivienda, son algunas de las personas más propensas a esta enfermedad, que de no ser diagnosticada oportunamente puede generar un daño pulmonar irreversible, sostuvo.
Según registros históricos, los hombres son los más proclives a padecer EPOC; sin embargo, la incursión de las mujeres a variadas actividades laborales, el incremento del número de fumadoras y la necesidad de cocinar con leña o petróleo, han provocado que la propensión por sexo tienda a igualarse.
En cuanto a la edad, la neumóloga explicó que por tratarse de una enfermedad por exposición, a mayor cantidad de años aumenta el riesgo. Por lo regular, esta afección aparece a partir de la cuarta década de vida, pero el alto consumo de tabaco y el inicio de esta adicción a edades tempranas, propicia síntomas a partir de los 20 años.
¿QUÉ ES LA EPOC?
La EPOC abarca un grupo de padecimientos como la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar; evoluciona hacia la insuficiencia respiratoria y con su progresión surgen limitaciones para la actividad física.
El paciente puede tener exacerbaciones en ciertas épocas del año, como otoño-invierno; además, los afectados son más susceptibles a presentar infecciones respiratorias que derivan en bronquitis. Estos cuadros agravan la enfermedad y hacen que progrese hasta la falla respiratoria.
El diagnóstico se hace mediante un interrogatorio clínico en busca de antecedentes de riesgo y de síntomas, que generalmente los pacientes tienden a minimizar o ignorar.
La confirmación de la EPOC es mediante una espirometría, que permite medir el grado de obstrucción de los bronquios y la reversibilidad a través de la administración de medicamentos.
Con los resultados y la exploración clínica se puede determinar el tratamiento adecuado, pero “la piedra angular es retirar al paciente de la causa que lo llevó a enfermarse; después, dependiendo de la etapa en que se encuentre se determinará el manejo médico”, apuntó.
Finalmente, Ochoa Vázquez recomendó vacunarse contra la neumonía y la influenza en esta época del año para evitar o minimizar las exacerbaciones de este padecimiento.