Luis Ángel Hurtado Razo, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, en ocasión del doceavo aniversario del lanzamiento de WhatsApp, explica que esta plataforma tiene antecedentes directos de internet, sobre todo de Windows Messenger (Hotmail) mediante el cual se podía interactuar de manera privada e inmediata con contactos cercanos que tenían cuenta en esta plataforma y sin tener que redactar un correo electrónico.
“Asimismo, el conglomerado Google sacó su mensajero, que fue Gmail, e incluso Yahoo tenía una gran fuerza también. Entre 2006 y 2010 hubo un boom de la telefonía móvil, en la que los últimos modelos empezaban a tener una transición en la que empezamos a registrar conversaciones de carácter privado a través de los llamados SMS, llamadas telefónicas desde casi cualquier lugar y a permitir la navegación en internet”, recuerda.
La reducción de caracteres en los mensajes motivó que los usuarios incorporaran íconos, como caritas, reduciendo el campo de conceptos o palabras. Los especialistas detrás de la aplicación WhatsApp se percataron que a nivel mundial se gastaban miles de millones de dólares en mensajes directos, por lo que si los celulares contaban con internet y se pagaba por un paquete de datos se podrían permitir mensajes ilimitados.
“Cualquier persona que tuviera un teléfono inteligente, inclusive hasta la actualidad, ha podido tener acceso a esta red sociodigital, que en su primera etapa cambió el paradigma de la comunicación y la conversación en internet, tanto fue esto que propició que Mark Zuckerberg se fijara en esta aplicación y decidiera comprarla por 21 mil 800 millones de dólares”, sostiene Hurtado Razo.
El académico detalla que la evolución de WhatsApp se dio a partir de que ofreció mensajes de corte directo a los usuarios, de una persona a otra; luego incorporó las conversaciones grupales, con las que se forman grupos escolares, familiares y laborales; integró elementos gráficos, como emojis, gifs animados y stickers, así como la función de envío de videos, fotos y hasta documentos.
Se volvió además una herramienta de difusión de información en la que se comparten noticias e hipervínculos, y durante la coyuntura de la pandemia por la COVID-19 mediante WhatsApp se realizan videollamadas.
De acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, de 100 millones de mexicanos que actualmente cuentan con acceso a internet 96 millones tienen cuenta en esta aplicación.
DATOS CURIOSOS
De acuerdo con el Segundo Estudio Nacional “¿Cómo usan WhatsApp los mexicanos?”, realizado por la consultoría Comunicación Política Aplicada de la FCPyS del 4 al 19 de mayo de 2020, reveló que actualmente es la segunda red sociodigital más usada en México.
Además, el 34 por ciento de los entrevistados dijeron tener una edad promedio de 14 a 20 años; en comparación con otro trabajo de 2019, que el mayor porcentaje se centró entre los 21 y 30 años.
El 60 por ciento de los encuestados afirmaron que estudiaban; este dato pudiera indicar que los jóvenes dejaron las aulas para trasladarse a sus casas para tomar sus cursos a distancia, por tanto, se comunican con sus profesores, amigos y compañeros a través de esta vía digital.
Por ser un público joven, ya sea por teletrabajo o por estudio, el 98 por ciento aseguró que ingresan a WhatsApp a través de su teléfono inteligente y el 55 por ciento mediante una computadora móvil. En el estudio que se efectuó en 2019, 60 por ciento de los participantes pasaban de dos a tres horas al día en esta aplicación; en tanto, para 2020 el 40 por ciento respondió que la usaba más de seis horas al día.
Mientras que 98 por ciento la utilizaba para conversaciones; 77 por ciento para compartir información, ya sea mediante hipervínculo, datos adjuntos, fotografías o videos, rubros en los que se presenta la desinformación digital o infodemia; y 32.9 la usaban para realizar videollamadas colectivas.
LA OTRA PANDEMIA
“Más del 50 por ciento de los entrevistados del Estudio Nacional ‘¿Cómo usan WhatsApp los mexicanos?’ dijo creer en la información que circula en esta red sociodigital, lo que lo hace un escenario súper atractivo para la difusión de la información falsa, ya que el 94 por ciento de los encuestados afirmaron saber qué es una noticia falsa o fakenews”, menciona Luis Ángel Hurtado.
Para 2019 de cada 100 mexicanos que tenían una cuenta en WhatsApp, 76 recibían este tipo de información; sin embargo, para 2020 y bajo la coyuntura de la pandemia por el SARS-CoV-2 aumentó a 92, sobre todo proveniente de familiares; es decir, de su círculo más cercano. Además, de cada 100, casi 46 le dio credibilidad y 92 decidió compartirla.
La industria de la desinformación vive, indica el experto en Comunicación Política Digital, porque hay público que consume. La Organización Mundial de la Salud aseguró en marzo de 2019 que la infodemia podría ser más riesgosa en las sociedades que el mismo coronavirus, inclusive podría generar más muertes.
“Para contrarrestar la infodemia primeramente hay que dudar de todo lo que llegue por esta vía, abrir el archivo o liga, verlo y analizarlo, si no se está seguro del contenido entonces hay que salir de WhatsApp para verificar la información en otras fuentes, como internet, medios o libros, porque nos ayudará a generar un mejor criterio para decidir compartirlo o advertir a los demás de que se trata de una fakenews”, aconseja.
Asimismo, manifiesta que México es el segundo país en el mundo de mayor consumo de información falsa y de presencia en esta esfera pública digital, después de Turquía (principal país consumidor); le siguen Estados Unidos, Brasil y España.
¿Qué sigue?
Para Rubén Darío Vázquez Romero, académico de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, WhatsApp se constituyó también en un pilar de la información, del marketing y de la publicidad, ya que la reciente actualización de las políticas de privacidad permitió aplanar el terreno para lo que sucederá a lo largo de 2021; es decir, la integración de nuevas funciones.
“Se trata de la creación de un ecosistema de comercio electrónico basado en esta aplicación, esta red sociodigital ya había sacado hace tres años una versión para negocios, WhatsApp Business, que integra una serie de funcionalidades útiles para pequeños comercios creando lo que se conoce en mercadotecnia como Customer Relationship Management o software de administración de relaciones con clientes, que permite saber quién solicita algo, quién está por pagar y la creación de catálogos”, asegura.
Dentro de WhatsApp Business, enfatiza, la primera creación fue “un carrito de ventas”, similar a lo que se realiza en una página de internet al seleccionar un producto o servicio, enviarlo al “carrito” y pagarlo a través de lo que se conoce como pasarela de pagos, un sistema de interconexión con bancos, y efectuar con éxito la compra.
“Desde noviembre del año pasado comenzó a funcionar Facebook Payments, que convirtió a nuestros mensajeros en una cartera electrónica; es decir, en una herramienta que facilita pagos electrónicos de manera rápida en ciertos establecimientos. WhatsApp a lo largo de sus años de existencia ha sabido adecuarse a las distintas circunstancias que la humanidad ha vivido, como la actual pandemia por COVID-19; muchas personas que le huían a la tecnología ahora tuvieron que aprender a usarla para estar en contacto con sus seres queridos e incluso para realizar compras y pagos”, refiere Vázquez Romero.
Agrega que se prevé la integración de dos plataformas, una de ellas es la KWAI con la que se podrá hacer algo parecido a Tik Tok. Se trata de que cuando el usuario actualice WhatsApp se generarán historias con marcas que, de acuerdo al perfil mercadológico que tenga, las mostrará a otros usuarios; es decir, los datos personales se usarán para crear un ecosistema de comercio electrónico que incluye publicidad.
“Recordemos que estas plataformas ‘gratuitas’ obtienen ingresos a través de la comercialización de nuestros datos personales, por lo que debemos seguir protegiéndolos y exigiendo transparencia. A WhatsApp lo que le interesa es saber qué tipo de teléfono tenemos, dónde estamos, con qué personas interactuamos y qué contenidos nos interesan, todo ello para hacer un perfil mercadológico y ofrecernos, mediante varias empresas, una serie de productos y servicios que nos sean atractivos”, precisa. (Boletín de la UNAM)