Vila Dosal es el maestro del engaño, a billetazos generó una burbuja de aparente bienestar, la cual era evidentemente inexistente, incluso, sus paladines más cercanos como el diputado Víctor Hugo Lozano Poveda, sucumbieron ante la bofetada de realidad que les dio el pueblo yucateco en las urnas.
Las promesas incumplidas fueron muchas, tales como la reparación del teatro José Peón Contreras, el estadio sustentable que no fue, la inversión millonaria de Grupo Tao en la zona de Sisal, que no se pudo y la Planta de Iberdrola que no se construyó en Kanasín, son tan solo una muestra del fracaso que significó para Yucatán el paso de Mauricio Vila.
Asimismo, fue evidente el abandono que el gobernador panista tuvo a los municipios, a los cuales solo acudía cuando se inundaban a tomarse una foto cuando chapoteaba en medio de la desgracia de miles de personas.
El crear un mundo ideal donde no pasa nada, fue la peor apuesta para el Partido Acción Nacional en la entidad, a lo que se suma el paupérrimo trabajo realizado por Mauricio Vila que las únicas obras que puede presumir, son aquellas que el Presidente Andrés Manuel López Obrador le autorizó.
Y es que por más que continúen tirando a carretadas el dinero para maquillar el desastroso gobierno de Vila Dosal, la realidad es más que evidente, pues las obras como el Tren Maya, la planta de ciclocombinados para la generación de energía eléctrica, la construcción de los hospitales en Mérida y Ticul, además de las reconstrucción del parque de béisbol Kukulcán y el Gran Parque de la Plancha fueron proyectos impulsados y patrocinados por el Gobierno Federal
En cambio, el mandatario estatal se dedicó a hacer negocios a costillas del erario, para lo cual disfrazó la modernización del transporte público para beneficiar a tres grupos de empresarios, entre ellos, Autobuses de Oriente (ADO) para que mantuviera el control de la movilidad urbana y foránea en todo el Estado.
De igual forma, las obras realizadas en el Centro Histórico con el pretexto de mejorar su imagen fueron una inversión destinada para beneficiar a unos cuantos cuates de la actual secretaria de Turismo, Michelle Fridman Hirsch, quien por cierto ¿alguien sabe dónde está?
El despilfarro realizado en las obras del corredor gastronómico de las calles 60 y 47 fue tan descarado que incluso, hasta alcanzó a beneficiar un predio, propiedad del alcalde con licencia y malogrado candidato del PAN a al gubernatura del Estado, Renán Barrera Concha.
A todo este rosario suele usted querido lector la serie de reformas que impulsó el gobernador Mauricio Vila Dosal en el Poder Judicial, a la Ley del Isstey y en la administración pública estatal, mucha de ellas incluso, han sido declaradas como inconstitucionales por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Tal coctel de frialdad y mal gobierno fueron los ingredientes perfectos, junto con la esperanza de un proyecto que le ha apostado por el sureste del país, el que llevó a la paliza al blanquiazul en las urnas.
Al final del día, el maestro del engaño se salió con la suya, gobernó seis años a la sombra del Gobierno Federal, benefició a sus cuates con dinero público y de paso hasta una senaduría logró.
