Mediante un comunicado de prensa activistas de Indignación revelaron que habitantes de las comunidades antes referidas ealizaron la fase consultiva del proceso de consulta sobre las mega-granjas de cerdos en estos tres pueblos mayas del poniente de Yucatán.
En el comunicado los activistas revelaron que ese ejercicio se llevó a cabo a pesar de la presencia de la empresa quien en público obstaculizó y deslegitimó la consulta, pero a la vez operó de diferentes maneras a través de las amenazas, la confrontación e incluso la coacción monetaria
“Lo anterior influyó notablemente en el clima de tensión y en el resultado de las consultas efectuadas en San Fernando y Kinchil”, cita el texto.
Pese a tal intervención, los activistas destacaron el proceso de organización y convocatoria del pueblo, el cual, ante la ausencia de un proceso de consulta indígena por parte del Estado y de la empresa, han sido sus propios convocantes enfrentando, como ya mencionamos, a los diversos intentos de descalificación del proceso, además de que no quisieron asistir a la fase informativa.
“En el ejercicio de hoy, el pueblo maya sembró un precedente: Nunca más sin su permiso, con lo cual, abren camino para gobernar sobre su territorio y decidir como pueblo, pero sobre todo, para que sepan las empresas y el Estado, que antes de implementar cualquier proyecto, tienen que contar con el permiso del pueblo maya”, expone el comunicado
Los resultados de la fase consultiva fueron: en Celestún, el pueblo se pronunció por la negativa a que continúen las granjas porcicolas (1101 no y 7 sí).
Los resultados en San Fernando, cercado bajo la amenaza de la granja, fue un no a que esta granja continúe funcionando en el territorio del pueblo (59 no y 58 sí). En Kinchil, en un clima también de cercamiento, el resultado fue un «sí» para que las fábricas continúe en funcionamiento (576 sí y 423 no).