Activistas y habitantes de ese municipio que están en contra de la instalación de una granja porcícola, propiedad de la empresa Kekén, clausuraron de manera simbólica el lugar, pues los inconformes aseguran que representa un riesgo para el medio ambiente y para la explotación de los cenotes de la zona que dan empleo a miles de personas.
Los inconformes montaron un plantón frente a las instalaciones de esa empresa, donde con pancartas y consignas protestaban por la instalación de la planta productora cerdos, a la vez que advertían que “Homún está en pie de lucha”.
Según lo expuesto por los quejosos, serían más de 50 mil cerdos que anualmente estarían en la megagranja, lo que contaminará de manera irreversible a una de las reservas hidrológicas más importantes.
Serán 50 mil los cerdos que pasarán anualmente por la nueva granja de Kekén, y que inevitablemente causarán la contaminación de la reserva hidrológica más importante del estado, “no vamos a descansar hasta que desistan de abrir la granja” coincidieron los manifestantes.
Los pobladores de ese lugar aseguran que las autoridades municipales y estatales han hecho caso omiso de la voluntad del pueblo, pues más de la mitad se dedica a actividades turísticas relacionadas con los cenotes.
TRIFULCA Y CAMINATA
Justo cuando realizaban la movilización, los manifestantes fueron informados que inspectores de la Profepa se encontraban colocando sellos de clausura en cuatro cenotes que son utilizados como atracción turística del lugar.
Enardecidos los “cenoteros” acudieron al encuentro de los funcionarios federales, quienes obligaron a bajar para que a pie regresaran a lugar donde habían colocado los sellos de clausura para que los retiraran.
Los inspectores realizaron el recorrido junto con los pobladores y retiraron las lonas que a manera de sellos habían colocado en las entradas principales a los cenotes.
Afortunadamente la intervención de activistas del Grupo Indignación, quien fue uno de los que convocó a la movilización de clausura simbólica de la megagranja, calmaron los ánimos y los inspectores fueron entregados a policías estatales que se encontraban en el lugar.