"La anguila ciega, la dama blanca y los remipedios son algunos ejemplos", informó el biólogo Efraín Chávez Solís, especialista en el estudio de la fauna de cuevas inundadas.
Previo a su conferencia en el Primer Festival de Buceo Sustentable, el biólogo egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM dijo que de las 80 especies registradas en la Península de Yucatán, un 86 por ciento son endémicas, lo que significa que no viven en ninguna otra parte del mundo.
"Por un lado es una riqueza monumental y por otro es una gran responsabilidad debido a que muchos de sus ambientes se encuentran bajo presiones humanas", explicó.
En ese sentido, Chávez Solís reconoció que muchas personas desconocen su existencia y mucho menos saben su rol ecológico dentro de los cenotes.
"Como humanos tenemos un problema muy grave porque no valoramos a la vida nada más por ser vida. Si nosotros no le ponemos un valor económico o no lo ponemos en términos de lo que le puede dar al ser humano, es muy difícil valorarlo", aseguró.
El biólogo señaló que estas especies forman parte de la llamada "estigofauna", es decir, animales que viven en cuevas inundadas durante toda su vida. De las especies que habitan la península, expuso, el 70 por ciento son crustáceos.
A diferencia de la fauna de otros cuerpos de agua como ríos o lagos, estos ejemplares han desarrollado características como ojos pequeños, poca pigmentación, longevidad, reducción metabólica y la resistencia a la inanición, e inclusive se ha comprobado que generan beneficios como la purificación del agua y descomposición de materia orgánica, en lo que el experto definió como "servicios ecosistémicos" o aquellos beneficios que la estigofauna brinda al ser humano.
Pese a todas sus bondades con el ambiente, la estigofauna se encuentra amenazada por la falta de planeamiento del desarrollo, el pobre sistema de tratamiento de aguas, el crecimiento urbano desmedido, la masificación turística, el crecimiento de la industria, la quema de basura y la deforestación, así como la falta de conciencia ecológica.
Chávez Solís indicó que aunque las primeras investigaciones sobre fauna en cenotes datan de mediados de los años 30 del siglo pasado y existe un renovado y creciente interés por el tema desde finales de los 90, queda mucho por aprender sobre especies hasta ahora poco investigadas no solo en Yucatán, sino en toda la península.
"Si no conocemos y no sabemos qué hay, no podemos valorarlo y mucho menos proponer una estrategia del uso responsable de los recursos", concluyó. (ACOM)