Jiménez Pons manifestó que el proyecto del Tren Maya no es neoliberal, debido a que permitirá que los pueblos indígenas, en situación de marginación en el sureste mexicano, podrá desarrollarse integralmente.
El funcionario federal cuestionó que “¿cuándo se ha respetado la propiedad de los pueblos originarios?” en México, durante administraciones pasadas. “¿Dónde es el ecocidio?”, volvió a preguntar, después de afirmar que los menonitas, los zapatistas y los pueblos indígenas provocan la deforestación en la Península de Yucatán, a causa de la situación de marginación en que se encuentran.
Dijo que Calakmul pierde mil 400 hectáreas al año de bosques y selvas por marginación, por la tala y el potrerismo. “Si no atendemos a esos grupos, año con año se pierden grandes masas arbóreas”, añadió.
Indicó que “no se va a deforestar, el tren tiene como características una contaminación 100 veces menor a las carreteras”.
Reveló que el Tren Maya sería de biodiesel, más ecológico que las carreteras, pero no tanto como uno de hidrógeno, tal como se pensó en un momento, debido a que el costo se duplicaría.
Declaró que “la hora del sureste ya llego” y la Federación piensa y pone atención hacia la región, por lo que el tren permitirá la conexión social.
Sobre el proceso de consulta, Guillermo May Correa, coordinador general de asesores del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), declaró que las asambleas constitutivas de este viernes 29 de noviembre contemplarán la propia vida diaria de las comunidades.
Para el 15 de diciembre, el día de la consulta, se contará con las representaciones de los pueblos originarios, con sus autoridades como los ejidatarios, y por usos y costumbres, como los hmen, las parteras y los escribanos, expresó. Serán entre 500 y 600 autoridades, más la población que quiera asistir, aclaró. (Paul Antonie Matos)
