En rueda de prensa con otras organizaciones mayas, académicas y científicas, el antropólogo indicó que el Estado mexicano debe consultar cuando se demuestre un impacto significativo, según los acuerdos internacionales, pero en este caso el gobierno federal justifica que el 95 por ciento del proyecto tiene impacto, por lo que el cinco por ciento restante será mínimo.
Bajo ese argumento, dijo, el gobierno federal evita cumplir totalmente con los protocolos, según se establecen de ser previos, libres e informados. Además, en el Tren Maya faltan los estudios previos y los análisis de impacto y beneficio en materia ambiental, social y en los derechos humanos de las comunidades indígenas.
“Toda la información provino del gobierno, no de las entidades independientes”, señaló sobre las consultas realizadas hace 10 días en Yucatán. En ellas, el gobierno no ofreció información respecto a los polos de desarrollo anunciados, para acompañar al Tren Maya, reconoció.
Alberto Rodríguez Pisté, miembro del Consejo Maya del Poniente de Chik In-Já, expresó que con el Tren Maya “los únicos beneficiados serán los empresarios en el nuevo modelo de esclavitud laboral”.
“Nuestra vida es sagrada, no debe mancillarse con un tren que nos va a dividir”, expresó.
Consideró que “a lo mejor ni siquiera es turístico, es nada más una cortina de humo. Quiero pensar que ese tren va a servir para transportar los granos que van a llegar a puerto Progreso, proveniente de Brasil, soya transgénica, para las granjas de cerdo y las aves, ¿por qué no hemos pensado en eso?”.
Afirmó que el proyecto dividirá a las familias que actualmente, viven o sobreviven de la milpa y la miel, pero unidos.
Alejandra García Quinallina, del colectivo Popol Woj, advirtió que el proyecto es una tergiversación respecto a lo que es lo maya. “No es la vida, es una opción de la destrucción, traer polos de desarrollo con hoteles y campos de golf que destruirán la tierra y el agua”, manifestó.
Ese concepto, dijo, pretende convertirnos en Estados Unidos, Suecia o Noruega, por lo que “necesitamos repensar este concepto, hacerlo propio”. (Paul Antonie Matos)
