El director del Centro INAH Yucatán, Eduardo López Calzada, afirmó que ya se trabaja en la elaboración de dicha estrategia, que busca preservar los derechos de los vendedores y que se solucione el conflicto que estos generan con los visitantes.
"El gobierno del estado tendrá, en su momento, que dar a conocer el proyecto de reubicación, concertada en el ámbito de la zona arqueológica porque lo que se busca es un proyecto que no provoque, que no lesione, que se haga de manera ordenada y digamos, culturalmente hablando, desde una perspectiva humana. Por eso es que no se han tomado medidas", explicó.
"Hemos preferido aguantar, regulando los accesos de entrada y salida. Todos estos grupos tendrán que estar pendientes del proyecto para efecto de buscar una solución armónica", enfatizó.
El funcionario federal precisó que mientras esto ocurre, al interior del sitio arqueológico se mantiene un estricto control de la población de oferentes, quienes llevan un registro propio de estos y los lugares donde se encuentran.
Son poco más de mil vendedores registrados, actualmente, en un padrón que también se incluye a los colaboradores, los cuales no permanecen en el sitio arqueológico.
"Existe una especie de auto identificación por parte de ellos, es decir, con fotografía y en el acceso a la zona arqueológica, por el acceso del campamento, le llamamos, que es en el cruce camino, donde ingresan ellos, ahí se identifican. Existe un padrón", apuntó.
"Si algún vendedor tuvo alguna falta o cometió alguna irregularidad y lo detectamos, hay una sanción en base a ese reglamento, concertado con ellos, es un reglamento interno de operación de la zona arqueológica", agregó.
Señaló que se busca concienciar a los oferentes para evitar molestar a los visitantes, pues es imperante que haya libre tránsito entre los visitantes.
Dentro de las restricciones que estos se impusieron, se encuentra que no pueden ingresar después de las 11 horas, mientras que su horario de salida es a las 17 horas, antes del cierre del lugar. (ACOM)
