El cristiano debe superar usos y costumbres que por mucho tiempo fueron razonables y valorar las condiciones de la modernidad para proteger y preservar a su medio ambiente, enfatizó, de lo contrario estaría incurriendo en pecados sociales, que también deben ser confesados, añadió.
Cuidar y proteger el medio ambiente y salvaguardar a las especies de flora y fauna es una responsabilidad de un buen cristiano.
"Hoy debemos entender que las condiciones por el proceder del ser humano han dañado nuestro entorno, a nuestras condiciones de vida y por ello, la iglesia católica está tomando esta responsabilidad hacerla presente entre su feligresía", dijo.
La Arquidiócesis de Yucatán presentará un decálogo de principios que el católico deberá seguir para proteger el medio ambiente. Dirigido fundamentalmente al cuidado del agua, pero en general para atender la responsabilidad y preservación de la naturaleza.
La presentación de este decálogo se realizará en el VII Congreso Eucarístico Nacional que se realizará en Mérida, del 18 al 22 de septiembre próximo.
Sobre el tema de los pecados sociales, el padre Martínez Ruz, señaló, dentro de la dimensión de todo cristiano, más allá de los diez mandamientos que exige la iglesia, cada mandamiento tiene una dimensión social, por ello, también hay pecados sociales, que son los que se comenten contra la creación del Dios.
"Se habla de la doctrina social de la iglesia de los pecados comunes, que son difíciles de erradicar, pecados que la sociedad y el ser humano cometen y que tienen una responsabilidad en su carácter espiritual. De ahí que, las enseñanzas de la iglesia también tengan que revisar estas tareas y condiciones de los católicos y aplicar las responsabilidades necesarias para su transformación", expuso.
Muchas veces conscientemente, otras muchas veces inconscientemente, ocasionamos un mal a los demás, como es el caso de contaminar el mar, dejar basura en sitios públicos, ser omiso en la responsabilidad de la vida de otras personas, dañar a los animalitos, utilizarlos y satisfacer placeres a costa de su libertad y vida, es un pecado social.
La corrupción, la falta de transparencia, no ser profesionales en nuestro trabajo, son pecados sociales, pero hay otros más concretos, como es el cuidado a la creación, cómo puede establecerse con la contaminación, donde se daña a la naturaleza, al hábitat de especies y donde se lastima la forma de vida de las plantas y los animales.
El cristiano debe de estar atento a esta responsabilidad social que es también un daño a su espiritualidad. En el pecado de no matarás, se implica no solo una vida humana, sino también la vida de un animal o una especie de flora y un pecado moral que debe de rectificarse, porque son parte de la creación divina y su presencia está por designio de Dios.
Como parte de este Congreso Eucarístico se establece el compromiso del cristiano de asumir esta responsabilidad social que le toca, que debe de cuidar y atender.
El Congreso está enfocado al cuidado del agua, pero de la misma manera que se debe de cuidar un bien tan preciado como el agua, se debe de preservar la naturaleza y todos los seres que están en ella.
“Hay costumbres muy arraigadas y no todas son buenas, el tema de las corridas de toros y otras tradiciones que involucran el sufrimiento de los animales, es muy delicado, porque también incluye las costumbres del pueblo. Por ello hay que generar reflexiones y dar los pasos necesarios para que este tipo de situaciones pueda ir desapareciendo, pero en base a la responsabilidad social y al valor de los seres que están en la creación y son parte del compromiso de Dios y con los cristianos”, suscribió.
Hay que generar reflexión y propuestas, para que la población pueda cambiar, cambiar sus actitudes y costumbres y con ello no generar violencia, para acabar con otro acto de violencia, sino de responsabilidad, de pensamiento y de corresponsabilidad en base a las tareas que como seres humanos debemos entender y no realizar, comentó. (ACOM)
