De acuerdo con lo informado por el sacerdote, los amantes de lo ajeno sustrajeron algo de efectivo de la oficina parroquial y causaron diferentes destrozos en el recinto.
“En la oficina parroquial las cosas revueltas y cajones rotos. De ahí se sustrajo una caja de seguridad con algo de efectivo. De “pilón” al salir, también fue llevada la bicicleta de las diligencias. Hasta ahora es el recuento de los daños”.
El sacerdote narró lo diferentes daños que sufrió el lugar a manos de los ladrones.
“El robo muy probablemente sucedió en las primeras horas de la madrugada de este miércoles; la puerta que da al anexo, y a su vez la que colinda con la nave central del templo, fueron forzadas. Rota la puerta del mueble de la “Legión de María” y la cruz de la pared por tierra. Ya en el templo, la alcancía metálica de las limosnas que custodia San José, fue forcejeada en su puerta, aunque no cedió (finalmente estaba vacía, hace dos meses que no recibe un centavo)”, citó Martínez Ruz.
Indicó que, en medio del desorden, en la capilla, “el sagrario con nuestro Señor, como único testigo, permaneció intacto y a salvo”.
Informó que el hecho ya fue notificado a las autoridades y se ha levantado la denuncia correspondiente, además de precisar de que se reforzará la seguridad del templo parroquial.
“Como ministro de la iglesia rechazo toda clase de robo y violencia. Más ahora en que nos azotan los virus y las tormentas, en que somos sensibles y vulnerables a cualquier incidente. Exhorto a la comunidad a cuidarnos los unos a los otros, y a estar pendiente del prójimo y de nuestros vecinos. Así como de nuestras capillas. Recordando que nuestra parroquia la formamos todos”, estableció.
Consideró que ante la “nueva pobreza” y la desesperación que conlleva esta “nueva normalidad”, se vean movidos a los delitos y al robo.
Sin embargo, expuso el ministro religioso que en este caso el fin no justifica los medios, y por eso como parroquia se esforzarán a ayudar a quien lo necesite, “como por ejemplo, el servicio de caridad que realizamos al repartir despensas entre nuestros vecinos. Antes que robar, mejor pedir ayuda”.
“Oremos para que quienes hayan robado a nuestra parroquia conviertan su corazón y se arrepientan de sus actos, y a la vez, pidamos a Dios que nos haga sensibles ante las necesidades de los demás”, concluyó.