El legislador por Yucatán informó que la Declaración Universal de los Derechos de los Animales data de 1977, por lo que la votación en el Senado, no otorga nada, sino que reconocen los derechos con los que ya cuentan.
Por ello, Ramírez Marín explicó que el respeto y protección a los seres vivos debe entenderse plenamente hasta convertirse en una práctica cotidiana.
“Porque si lo entendemos, entonces no necesitaremos leyes, sino al contrario, estaremos en una práctica cotidiana que nos haga reconocer estos derechos, que no estamos dándole a los animales, se los estamos reconociendo, los han tenido siempre, y esta es una diferencia muy importante”, señaló.
Con los cambios a la legislación se establece que no podrán fabricarse, importarse ni comercializarse productos cosméticos cuando en su formulación final medien o hayan mediado pruebas en animales, y contengan ingredientes o combinaciones de éstos que sean o hayan sido objeto de pruebas en animales.
Además, se impone una pena de dos a siete años de prisión y multa equivalente de 200 a dos mil veces el valor de la Unidad de Medida y Actualización, a quien contrate, autorice, conduzca, participe o desarrolle pruebas cosméticas en animales.
En el dictamen se destaca que, a nivel mundial, más de 500 mil animales sufren y mueren anualmente a consecuencia de esta práctica, que se lleva a cabo en laboratorios para la producción de shampoo, máscara de pestañas, labiales y otros productos cosméticos.
“Para que nuestro shampoo no nos irrite los ojos, se hacen pruebas como ésta, es el test de “Draize”, que consiste en poner el producto químico en los ojos del conejo por siete días, para observar las reacciones. Los conejos quedan ciegos por las pruebas y son sacrificados” explicó.
Cabe destacar que los cambios disponen que, para garantizar el derecho a la información del consumidor, el etiquetado de todos los productos cosméticos comercializados podrá señalar que en su fabricación no se han llevado a cabo este tipo de pruebas.
Finalmente, Ramírez Marín celebró la aprobación, pues representa un avance en el reconocimiento de la valía de los animales y su protección.
“Respetar y protegerlos es un bien en sí mismo, honorables senadores. Los que ganamos más somos nosotros al tener la capacidad de reconocer lo valioso que son y la necesidad de protegerlos”.