En el marco de la histórica toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo como primera Presidenta de México, Ortega Pacheco enfatizó sobre la importancia de la sororidad y la reconciliación nacional para lograr un mejor futuro para nuestro país.
Destacó que el país se encuentra en un momento crucial, uno donde el liderazgo femenino no solo es un símbolo, sino una oportunidad real para construir una política de mayor sensibilidad, diálogo y unidad.
Al iniciar con su discurso, la legisladora yucateca subrayó que es "tiempo de mujer", la cual es una etapa donde la sororidad debe ser un pilar en la política.
Reconoció los esfuerzos de Dante Delgado y de otros líderes de Movimiento Ciudadano, quienes, desde su perspectiva, han promovido una política de reencuentro y generosidad, construyendo puentes donde las diferencias podrían haber generado divisiones.
Celebró el liderazgo femenino en este nuevo capítulo de la historia política de México, subrayando la importancia de que las mujeres se apoyen mutuamente para avanzar hacia un futuro más equitativo.
A lo largo de su intervención, Ortega Pacheco destacó el papel central de las infancias en las políticas públicas, reconociendo que este es un aspecto crucial para las nuevas generaciones. Sin embargo, fue clara al señalar que la reconciliación nacional también es urgente y necesaria.
Esta reconciliación, según Ortega Pacheco, pasa por el diálogo respetuoso, el entendimiento mutuo y la construcción de un tejido social fuerte y armonioso, capaz de superar las divisiones políticas y sociales que han marcado al país en años recientes.
"En sus manos está propiciar un clima de diálogo democrático en pluralidad, una verdadera reconciliación nacional", afirmó, a la vez que instó a la Presidenta a no repetir los errores del pasado y a asumir el reto de gobernar para todas las mexicanas y mexicanos, sin exclusiones ni imposiciones.
También advirtió sobre los peligros de una mayoría legislativa artificial, que según ella distorsiona la voluntad popular y pone en riesgo el equilibrio democrático del país.
Finalmente, destacó el simbolismo del cambio de mando, donde "la banda presidencial cambia de hombre a mujer", y pidió a Sheinbaum que asuma no solo el liderazgo político, sino también el rol de "reconciliadora en jefa", de una nación que anhela paz, justicia y equidad.