El incremento de la enfermedad se estima principalmente de diciembre a febrero, cuando el SARS-CoV-2 puede combinarse con ciertos virus como el de influenza y otros microorganismos de la temporada, advirtieron en el seminario virtual “Covid-19 un invierno caliente”.
“El virus es una pequeñísima partícula inerte que no se mueve por sí mismo, nosotros lo transportamos y lo llevamos a través de nuestras secreciones respiratorias una vez que estamos infectados. Así, la distancia social, la etiqueta respiratoria y la responsabilidad cívica son nuestras mejores herramientas para contender con la transmisión”.
Así lo afirmó Samuel Ponce de León Rosales, coordinador de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus y titular del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la UNAM.
A su vez, Diana Vilar Compte, infectóloga y académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, señaló que hoy existen evidencias científicas suficientes para recomendar el uso universal de cubrebocas o mascarillas tanto en la población que está dentro de los hospitales como fuera de ellos. “Deben cubrir la nariz, la boca y la barbilla”, aclaró.
Recomendó los cubrebocas de doble capa para la población en general, y los de triple capa para el personal hospitalario.
Armando González Sánchez, ingeniero químico e investigador del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, subrayó la importancia de ventilar los espacios, sobre todo para que se desintegren partículas de saliva y aerosoles con potencial contagio de SARS-CoV-2.
“Tenemos un recurso muy fácil de implementar que es la ventilación, que logra que esta partícula de aerosol pueda ser arrastrada utilizando la interacción con el aire que viene forzada por una ventilación natural o artificial”, acotó.
David Rodríguez Marín, ingeniero experto en protección respiratoria de la Asociación Mexicana de Higiene Industrial (AMHI), hizo una distinción entre las cubiertas faciales de tela, las mascarillas quirúrgicas y los respiradores N95.
Las primeras se utilizan desde abril de 2020 ante la falta de mascarillas quirúrgicas y respiradores N95 y se han generalizado en todo el mundo ante la escasez y alto costo de las otras dos, además de que son lavables y reutilizables.
“Es importante usar cubrebocas porque entonces hay una menor carga viral. Es una responsabilidad hacia nuestras personas allegadas, para evitar generar esos pequeños aerosoles en donde viaje el virus”, comentó.
Dijo que hay cada vez más información respecto a que el uso masivo de cubrebocas, cualquiera que sea el tipo, hace que las personas que están utilizándolos reciban una menor carga viral. (Boletín de la UNAM)