Dijo que la idea de que alguien se introduzca al hilo conductor de las comunicaciones en WhatsApp, Facebook o Instagram y las publique, es falsa, es un mito. Y explicó que se trata de un algoritmo (conjunto de instrucciones o reglas que permiten solucionar un problema) que traducirá estas pláticas para almacenarlas en algún servidor.
“El problema que tenemos con WhatsApp son las políticas de privacidad. El fenómeno de la vulnerabilidad de las tres redes sociales del conglomerado de Mark Zuckerberg se dio a conocer cuando una empresa de corte inglés, mejor conocida como Cambridge Analytica, en 2016 o 2017 dio a conocer la fuga de datos personales que vertíamos en estas aplicaciones”, explicó.
El universitario detalló que el tema de los datos personales no se refiere a nombres, direcciones o números telefónicos, sino a las acciones que hacen los usuarios de estas redes sociodigitales, como dar clic en “me gusta” a una publicación o ingresar a juegos que invitan a saber qué personaje somos de tal película, serie o programa de televisión de acuerdo con nuestra personalidad, porque a partir de eso se configura la “huella digital” de una persona.
Añadió que de esta manera todos los días se fuga información, y Facebook no lo impide. La incertidumbre radica en el supuesto de la protección de ésta; es decir, ¿dónde estarán guardados?, ¿bajo qué criterios?, o si una tercera empresa podrá vulnerarlos, como el escándalo que hubo por el anuncio de Cambridge Analytica.
“Es un mito también que dejar de usar WhatsApp garantiza la privacidad, porque la internet no asegura nuestros datos y están latentes a ser públicos. Es un hecho que aplicaciones como Telegram, Signal u otras ofrezcan privilegiar la intimidad a través de funciones como autodestrucción de mensajes o negar capturas de pantalla, pero la verdadera clave se encuentra en la configuración de todas estas aplicaciones y si seguimos sin usarla, nuestra información seguirá expuesta”, enfatizó.
CIFRAS DESAFIANTES
De acuerdo con datos recientes del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), hasta febrero de 2020 había en México aproximadamente 83 millones de personas con acceso a la red, de ellas cerca de 82 millones tenían cuenta de Facebook; la segunda aplicación más utilizada era WhatsApp, con un total de 74 a 76 millones de usuarios.
“En agosto de 2020, ya con Covid-19, el IFT reportó alrededor de 105 millones de mexicanos que tenían acceso a internet; es decir, hubo un avance en la conectividad en medio año, lo que teníamos que avanzar en cinco, y esto se dio por el apogeo del teletrabajo, la educación a distancia y el comercio en línea. Siguiendo con las métricas, 100 millones de mexicanos ya usaban Facebook y cerca de 91 millones, WhatsApp”, aseveró Hurtado Razo.
El 11 de enero de 2021 Telegram dio a conocer que contaba en el mundo con alrededor de 500 millones de usuarios. La empresa informó que en nuestro país hubo una migración en promedio de 10 millones de personas a partir del anuncio de cambios en políticas de privacidad de WhatsApp.
“Estas últimas cifras son reflejo de la confusión que existe con las nuevas políticas de WhatsApp, que vinieron acompañadas con los hechos que ocurrieron en el Capitolio, en Estados Unidos, y la suspensión de la cuenta de Donald Trump por el discurso de odio. Todo viene de la mano, porque el conglomerado de Zuckerberg ha sido duramente cuestionado en políticas de redes sociales”, apuntó.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
El experto en Comunicación Política Digital destacó que si se quiere tener privacidad no se debe usar internet, porque el usuario siempre está expuesto ya sea de manera individual, empresarial o gubernamental. Por ello, recomendó pensar bien lo que se va a compartir en el espacio digital y revisar cuidadosamente las políticas de privacidad de las redes sociales antes de abrir una cuenta o bajar una aplicación.
“Debemos tener conciencia con lo que estamos generando todos los días en las redes sociodigitales, porque una malinterpretación que hagamos o una información que saquemos de contexto o que no verifiquemos puede generar problemas de infodemia, desinformación digital y de posverdad”, advirtió.
Luis Ángel Hurtado Razo alertó la existencia de empresas que se financian no de donativos, sino de compartir los datos o metadatos que cada persona arroja a partir de sus conversaciones, ofertando esa información a negocios de publicidad, a partidos políticos o gobiernos; algunos de estos lo hacen con el fin de focalizar ciertos anuncios en las pantallas. (Boletín de la UNAM)