Luego vino toda la cargada de los decadentes sectores priístas: el Popular, Campesino y Obrero que sólo sirven para hacer cargada cada seis años y que los políticos anquilosados pasen sus últimos años y que los nuevos se fogueen siquiera tantito. La neta, resultó burdo y vergonzante que estas huestes del tricolor aplaudieran como foquitas. Parte de los usos y costumbres del PRI y que, al parecer, nunca se extinguirán.
Después vinieron más besamanos y lo más reciente es que doña Ivonne Ortega Pacheco, considerada la “rebelde” del PRI, finalmente se sumó a la candidatura de Pepe Toño. Que nadie se vaya con la finta, como dijera Peña Nieto horas antes de destapar –sin querer queriendo- a Meade como su eventual sucesor: Ivonne Ortega hizo otra gran actuación y recibirá su justo premio más adelante, siempre que el tricolor retenga la Presidencia. No hubo rebeldía ni nada por el estilo, simplemente escenografía e histrionismo.
Pero a lo que “truje chencha” es cómo influirá la designación del Mesías Meade en el ajedrez priísta de Yucatán. Que tampoco nadie se haga bolas. El ex tres veces Secretario de Estado tendrá que palomear o, en su defecto, estar de acuerdo con los abanderados en las entidades donde el 1 de julio de 2018 se celebren elecciones para gubernaturas. La razón es simple: Meade y el PRI tienen que tratar de asegurar triunfos en las entidades donde son gobierno y, por ende, colocar a candidatos que puedan darle votos y no restarle. En estados donde mande la oposición, allá será otra estrategia. Tampoco se trata de ser ingenuos: la prioridad es la Presidencia. No olviden esta premisa.
De tal forma, el conteo retro para conocer quién será el candidato del PRI a la gubernatura de Yucatán va llegando a la hora cero. El góber Rolo Zapata ya debe tener en mente al elegido pero le falta todavía acordar tejes y manejes con los que se quedarán en el camino y, por supuesto, parlamentar con Meade y Peña Nieto. Los que presumen de saber mucho de política local aseguran que este arroz ya se coció. No, de ninguna manera, el arroz está cocinándose a fuego alto hasta ahora pero en menos de 10 días, la flama decrecerá a media y, finalmente, a baja cuando el punto de cocción esté “al dente” como dirían los gastronómicos, o sea, los taqueros y torteros de la esquina.
Mientras tanto, todos los interesados en suceder a Rolo siguen haciendo su luchita. Por ejemplo, el diputado federal y empresario, Liborio Vidal Aguilar, mostró músculo el sábado, al reunir en las instalaciones de la Cámara de Comercio, a unas 2 mil personas que simpatizan con su proyecto político. Y fue bastante claro: “Tenemos que construir un solo Yucatán y una sola Mérida, donde no exista diferencia entre el norte y el sur, tenemos que construir un Estado unido, porque después de la elección no hay tiempo que perder; tenemos que continuar con la dinámica de trabajo que mantenga la seguridad que estamos viviendo”.
Allí externó su inquietud política (al menos, en público, no lo había hecho): “Tengo el interés de gobernar mi Estado y ¿por qué el interés?, les confieso que no es una ocurrencia, no es un capricho, es algo que estoy construyendo desde hace muchos años”.
Y así por el estilo, en diferentes circunstancias, lo harán Pablo Gamboa Miner, el gordito Marín (Jorge Carlos Ramírez), Mauricio Sahuí Rivero, Felipe Cervera Hernández, Víctor Caballero Durán y Bob Rodríguez Asaf. Por supuesto que sólo saldrá uno, cuyo principal activo sea tener menos antecedentes negativos en su trayectoria política y, lo principal, pueda tener la capacidad para sumar y hacer acuerdos. Mención aparte es Panchito Torres, quien será el bueno para la alcaldía. “Apuesten hasta sus gallinas” (como dijo, en su momento, el gran boxeador yuca Freddy “Chato” Castillo cuando entrenaba para recuperar el cetro mundial perdido).
De otra forma, las propias “tribus” del PRI, al estilo de las perredistas, harán hasta lo imposible para hacer suyo el lema aquél de “si no es para mí, no será para nadie” (palabras más, palabras menos). Entonces, juren y perjuren que habrá auto-canibalismo. Sino, recuerden las dos elecciones de Nerio Torres hijo para la alcaldía de Mérida. Además de sus propios defectos y fallas estratégicas, abandonado por su propio partido.
Alguien por allí, de los que ya creen saber todo en la grilla, aventuró que el gordito Marín, al tomarse una foto con Rolando Zapata (y sus respectivas esposas) con la prendida del árbol navideño dentro de Palacio de Gobierno, ya era el “elegido”. Abusados, chamacas y chamacos, no se vuelvan a ir con la finta. Rolando, dicen los que lo conocen, es el mago del suspenso y de la emoción y suele tomar varias de sus decisiones al “cuarto para las 12”. El mandatario, más que nadie, quiere dejar a un candidato que le haga conciliar el sueño.
Así que esperamos, mínimo, una semana más de suspenso en el PRI local –quizá hasta en el propio PAN-. Lo de Meade ya será disco rayado, lo de Yucatán es todavía una salsa (y no de tomate) que todos están bailando.
Pechuguitas
Mientras tanto, varios ya levantaron la mano para las candidaturas a senadurías, diputaciones federales y estatales. Por género, Celia Rivas, la todavía mandamás del Congreso, parece puntear para la Cámara Alta, mientras que Alaine López, obligada a dejar sus bikinis y portar vestidos con falda que no le hacen mucho favor, estaría para una curul federal. En lo estatal, el joven Edwin Espadas (apoyando buenos proyectos como comederos y bebederos para perros callejeros) en los distritos uno o tres con sede en Mérida. Al rato se suman más. No coman ansias.
Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que los candidatos salgan ya y no vayamos a “meadearnos” de la desesperación, enviarlas a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. y/o Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.