La transcurrió una semana más y la “polaca” en Yucatán sigue con la inercia natural de la calentadera de motores. Las definiciones para la gubernatura ya están listas y es de muchas y muchos conocidas: dos Mauricios, un mismo objetivo, que no destino. Sólo uno de ellos alcanzará la gloria; el otro, a llorar la derrota, mínimo a tener diarrea por varios días. Su destino compartido es que “ambos dos” (la cita de Cantinflas es tan simple como genial) poseen el mismo nombre y son adversarios.
Mauricio Sahuí, el preabanderado-candidato del PRI, anda rolando –verbo, no nombre- en Mérida tratando de apuntalar las seccionales de su partido, acompañado de quienes también aspiraron a lo mismo que él, aunque Rolando –ahora sí, nombre, no verbo- decidió jugar sus cartas como Gobernador que es. Midió y tiró su carta. También de él depende, en gran parte, la victoria o la caída.
Por el lado campesino, Mauricio… Sahuí conoce vasta zona. Su chamba al frente de la Secretaría de Desarrollo Social estatal motivó que conociera hasta el cochambre de equis cocina familiar. Sus operadores andan, por el momento, llevando propaganda a las comunidades mayas. Ya tendrá más tiempo para retornar.
Del otro bando, el “panucho”, Mauricio Vila Dosal, alcalde con licencia de Mérida, no perdió tiempo. Desde el lunes anterior, un día después de registrar su precandidatura al Gobierno del Estado, junto con Renán “Reni” Barrera Concha, aunque éste para la alcaldía de Mérida, se lanzó a recorrer más de 20 municipios, al menos parte de los 35 que son gobernados por Acción Nacional. “El juez por su casa empieza”, reza el refrán, ¿no?
Todo parece indicar que el edil en funciones de Mérida, hace apenas siete días, tiene buena memoria o asistentes muy calificados porque asegura que recibió un total de 7 mil 402 abrazos de felicitación. Ay, caray, otro nuevo instrumento de medición política acaba de surgir. Al menos, el que escribe estas líneas, nunca lo había leído o escuchado.
Pero es válido lo que hace Vila: lanzarse al interior del Estado. Sabe que su mayor fuerza no radica allá y que también, en los municipios rurales, importa muy poco lo que se haga en Mérida. Allí, en las comunidades donde hay miserables, pobres, “poch” ricos y caciques, la gente nada más quiere que les resuelvan sus problemas básicos: desde chupar generosamente su “chela” hasta disponer de algún efectivo para comprar retazo con hueso.
Por lo tanto, Vila tiene que clavarse allí, ahora sí, en lo más profundo del territorio maya. Sin embargo, llama la atención de que no esté a su lado la persona que, definitivamente, le conviene tener en su regazo: Joaquín “Huacho” Díaz Mena, el ex candidato al Gobierno estatal en 2012 y que ahora es diputado federal con ambiciones para llegar al Senado de la República. Allí puede estar el meollo del asunto.
“Huacho” dice merecer el escaño senatorial por chamba cumplida en el PAN, más de la que ha hecho Raúl Paz Alonzo, actual dirigente local del blanquiazul y diputado del patio, quien también está prendido de la ubre y no quiere soltarla.
El asunto es que Díaz Mena recibe muestras de apoyo constantes. Por ejemplo, en Umán, el alcalde panuchón, Freddy Ruz Guzmán, estuvo presente en un evento organizado por “Huacho”, en el cual se reconocieron a lideresas de colonias y de comisarías por el vigésimo aniversario de la agrupación “San Andrés”.
Allí, Freddy habló en favor del aspirante a senador: “‘Huacho’”, yo sí creo en la justicia divina y creo que por justicia y reconocimiento a tu trabajo y trayectoria, el PAN te debe designar al Senado, para que con la popularidad que te caracteriza entre los panistas y la ciudadanía, sumes votos para lograr el triunfo de los precandidatos a la Presidencia de la República, a la Gubernatura y alcaldías”.
En respuesta, el aludido sostuvo que tan pronto salga la convocatoria panista, se registrará para entrar el proceso. Y advirtió: “Voy derecho y no me quito. Ni me quiebro, ni me doblo”.
Joaquín Díaz ya dijo todo. Mucho dependerá de que él se enfile a la Senaduría para darle apoyo constante y sonante a Mauricio Vila; de lo contrario, el alcalde con licencia podría estar en apuros. ¿Le podrían bastar los liderazgos de los dos senadores en activo, Rosa Adriana Díaz Lizama, más preocupada en viajar y en tomarse fotos oportunistas, y de Daniel Avila Ruiz, quien es considerado como el “Llanero Solitario” del panismo? Poco probable. Vila también deberá intervenir para evitar que la digestión interna del PAN acabe en “choc-nak”, o algo así como diarrea suelta y tupida.
