El ojo de “Irma” finalmente salió de Florida, abandonando el estado como una débil tormenta tropical con vientos de 85 kilómetros por hora (50 mph).

El Centro Nacional de Huracanes afirma que el centro de la tormenta se ubica sobre el suroeste de Georgia, a unos 16 kilómetros al este de Albany. Se pronostica que la mañana del martes gire hacia el noroeste, e ingrese a Alabama.

La tormenta avanza con dirección nor-noroeste a 28 kilómetros por hora (17 mph) y aún tiene un diámetro de 665 kilómetros (415 millas).

Se descontinuaron algunos, pero no todos, los avisos de tormenta para el estado de Florida, pero aún se prevén marejadas a lo largo del oeste de Florida, desde Daytona Beach hasta Carolina del Sur.

Se prevé que Carolina del Sur, Alabama y la región centro y norte de Georgia reciban de 7 a 15 centímetros (3 a 6 pulgadas) de lluvia, y las precipitaciones podrían alcanzar los 25 centímetros (10 pulgadas) en ciertas zonas.

Los pronósticos para el norte de Mississippi, sur de Tennessee y partes de Carolina del Norte son de entre 5 y 10 centímetros de lluvia.

Las autoridades reportaron un segundo deceso en Georgia relacionado con la tormenta tropical “Irma”.

La portavoz de la Agencia de Manejo de Emergencias de Georgia, Catherine Howden, dijo que el fallecimiento se confirmó el lunes en Sandy Springs, al norte de Atlanta. No proporcionó más detalles.

A la tormenta también se le adjudica el deceso de un hombre de 62 años en la región rural del suroeste del estado. La portavoz de la jefatura de policía del condado Worth, Kannetha Clem, dijo que la víctima utilizó una escalera para subir a un cobertizo la mañana del lunes, cuando se registraron en el condado vientos sostenidos por encima de los 65 kilómetros por hora (40 mph).

La esposa del hombre llamó al número de emergencias 911 para informar que su marido sufrió un ataque cardiaco, y el personal de emergencias encontró el cuerpo en el cobertizo, entre dos vigas y con varios escombros encima.

No se dio a conocer de inmediato el nombre de la víctima.(Noticieros Televisa)

El Papa Francisco evocó ayer en Medellín el sangriento capítulo del narcotráfico que destruyó la vida de muchos colombianos y rezó por las víctimas y porque ese episodio nunca se repita.

Al concluir la penúltima jornada de su viaje a Colombia, el pontífice pidió a todos los colombianos que acompañen en su dolor a los que sufrieron ante los criminales de las drogas y que perdonen a quienes destruyeron la vida de los jóvenes.

“Tantas vidas destruidas por los sicarios de las drogas”, dijo el Papa durante un mensaje a sacerdotes, religiosos, monjas y sus familiares en una atestada plaza de toros.

Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, fue bastión en décadas pasadas de uno de los más sanguinarios carteles de las drogas y llegó a ganarse el mote de “capital del crimen” de las drogas.

Las declaraciones de Francisco no son inusuales: ha condenado las drogas desde que era el arzobispo Mario Bergoglio en su natal Argentina. Ahora trajo a colación el tema en momentos en que llamaba a los jóvenes sacerdotes, monjas y religiosos de Colombia a salir a las calles a propagar la fe y a “ser promesa de un nuevo inicio” para su nación.

Más temprano, el Papa pidió a la Iglesia y a los fieles a mirar más allá de la férrea ortodoxia eclesiástica a fin de que acojan y ayuden con amor a la gente, particularmente a los que sufren y están desamparados en una nación golpeada por la guerra.

“La Iglesia en Colombia está llamada a empeñarse con mayor audacia en la formación de discípulos misioneros... que sepan ver, juzgar y actuar”, señaló ante más de un millón de fieles congregados desde temprano al aire libre.

Algunos expertos consideran, tras la homilía, que el Papa busca construir una Iglesia más acogedora y una sociedad colombiana más justa.

“Su homilía es un llamado apasionado para que los católicos colombianos, tanto los clérigos como los laicos, se hagan verdaderos discípulos de Cristo, no aferrados a una rigidez doctrinal”, dijo a The Associated Press Andrew Chesnut, profesor de Estudios Religiosos en Virginia Commonwealth University.

Francisco, igualmente, advirtió a la Iglesia, a los sacerdotes y fieles que no se dejen llevar por el materialismo y les recordó una frase que suele repetir a cada momento: “El diablo entra por el bolsillo... No se puede servir a Dios y al dinero”.

El Papa sufrió un retraso en su llegada al lugar de la misa debido a que las malas condiciones climáticas lo obligaron a desplazarse en automóvil y no en helicóptero desde el aeropuerto municipal de Rionegro a la ciudad de Medellín. Pero eso no detuvo una jornada en la que Francisco cautivó a una ciudad que se volcó a las calles.

El Papa habló también en la homilía sobre la importancia de tomar una actitud de renovación y de mayor involucramiento en un país que, desgarrado por un prolongado conflicto armado, necesita amor y acciones bondadosas.

La misa se dedicó a San Pedro Claver, un jesuita español que luchó por los esclavos y los derechos humanos y a quien Francisco venerará en el cierre de su viaje hoy domingo en la caribeña Cartagena.

Al menos cuatro mil personas se manifestaron en Nueva York, a fin de mostrar su solidaridad con los llamados "dreamers", por las consecuencias que sufrirán con la eliminación del programa DACA, de deportación diferida para quienes llegaron al país en su niñez.

Coreando consignas como "Educación, no deportación", "Somos personas, no somos ilegales" y "Queremos democracia, no supremacía blanca", los manifestantes se reunieron frente a la Torre Trump, en la Rotonda de Colón, a un costado del Central Park.

Inmigrantes y simpatizantes, entre los que destacaban miles de estadunidenses anglosajones y afroamericanos, marcharon alrededor de las 15:00 hora local sobre una de las calles aledañas al Central Park, con carteles donde denunciaban las políticas que consideran racistas y fascistas del presidente.

La marcha fue una de las numerosas demostraciones organizadas desde que el gobierno federal anunció su decisión de eliminar el programa DACA, que ha otorgado desde 2012 permisos de trabajo a cerca de 800 mil personas, 78 por ciento de ellas de origen mexicano.

Johan Parra, quien fue traído de México a Estados Unidos a los ocho de edad y quien estudia biología con la esperanza de ser médico, expresó a Notimex que la eliminación del programa DACA significaría renunciar a su anhelo profesional y regresar a un país que no conoce.

"Tendría que regresar a México y empezar desde cero. Casi no conozco ese país, así que no sé cómo son las escuelas. No sabría dónde ir ni cómo retomar mis estudios. Sería un desastre para mi carrera", señaló Parra.

Entre la concurrencia, destacaban pancartas donde se leía: "Ningún ser humano es ilegal", "Apoyemos nuestros sueños: defendamos Daca", "Respalda a los ' dreamers' y a todos los inmigrantes" y "Santuario para todos, seguridad para todos".

Vanesa Vargas, quien hace 24 años fue traída por sus padres de Ecuador a Estados Unidos, decidió participar en la manifestación pese a que ella no es beneficiaria del programa DACA

"Este país fue fundado por el trabajo y el esfuerzo de los inmigrantes y atacar a los ' dreamers' , que son gente productiva que puede contribuir a la economía, es al final una decisión muy ignorante", precisó Vargas, estudiante universitaria.

Al igual que Vargas, muchos otros jóvenes latinos decidieron protestar pese a que ellos no serán directamente afectados por la eliminación de DACA. Consideraban que la decisión es en realidad una ofensiva contra la migración y en particular contra los migrantes latinoamericanos.

Jose Luiz Iza, quien emigró en 2005 de Ecuador, señaló que desde que llegó Donald Trump a la presidencia sale menos a los espacio públicos a fin de evitar encuentros con autoridades y para evitar que un problema legal pudiera detonar su deportación.

"Si las personas ven que algo está mal tenemos que juntarnos y unir nuestra voz", señaló Iza para explicar su presencia en la marcha, mientras sostenía a una de sus hijas sobre los hombros, acompañado por sus otros dos hijos y su esposa.

El huracán Irma llegó el domingo en la mañana a Florida como una poderosa tormenta de categoría 4. Su pared norte llegó primero a los Cayos de Florida con vientos sostenidos 210 kilómetros por hora (130 millas por hora), informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. Se espera que gane algo más de potencia en su avance por la costa occidental del estado.

A las 8:00 am del domingo, el huracán estaba centrado a unos 30 kilómetros (20 millas) al este-suroeste de Cayo Hueso, Florida, y se movía hacia el noroeste a 13 kilómetros por hora (8 millas por hora).

El Servicio Meteorológico Nacional, con sede en Miami, emitió alertas de tornado para una amplia franja de los condados Monroe, Miami-Dade y Broward en el sur de Florida. Las autoridades dicen que la banda de lluvia y tornados avanza rápidamente mientras el huracán Irma avanza por el territorio.

Las decenas de miles de personas refugiadas en albergues siguen las noticias sobre el cambio de rumbo de la tormenta, que podría dejar a Tampa y Miami fuera de su catastrófica trayectoria.

Pero esa variación supone que St. Petersburg podría recibir su impacto directo, en lugar de su ciudad gemela, y más poblada, al otro lado de la Bahía de Tampa. Ninguna de las dos sufrió los efectos de un gran huracán en casi un siglo.

El frente de la enorme tormenta dobló palmeras y arrojó lluvias en el sur de Florida, dejando más de 430.000 viviendas y negocios sin electricidad mientras su vórtice avanzaba hacia Cayo Hueso.

 

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