De ser el intocable pasó al ungido, para diversos sectores de la clase política, social y varios amigos del gremio periodístico, la designación de Mauricio Sahuí Rivero, como el precandidato de unidad de Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue la jugada perfecta de la ex gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, pues cambió sus aspiraciones de ser la primera presidenta de México, para regresar como una especie de Kukulcán a reclamar al Mayab por su reino del que según se le había desterrado.

Por Luis Boffil

Pues lo que pasó… pasó. Así de simple. La semana pasada, el resurgimiento del “dedo flamígero”, en esta ocasión de Quique Peña Nieto, a favor del “externo” y camaleón de la política, José Antonio Meade Kuribreña, como candidato a la Presidencia de México por el PRI-nosaurio.

Como después de 45 días del asesinato de Manuel Hernández Pasión, presidente municipal de Huitzilan de Serdán, Puebla, la Fiscalía General del estado no daba señales de querer hacer justicia, el Movimiento Antorchista Nacional inició una campaña de prensa para denunciar esa pasividad y exigir castigo a los culpables. Esto desató una catarata de declaraciones deleznables, falsas y contradictorias, que buscan oscurecer la verdad de los hechos y convertir a las víctimas en culpables para favorecer a los verdaderos delincuentes. La primera de estas notas es la aparecida en la cuenta de Facebook “de un humilde ciudadano” llamado Víctor Medrano que, de entrada, afirma: “Los dueños de la mafia antorchista (…) encabezada por su líder vitalicio Aquiles Córdova Morán, en los últimos días y a través de diversos medios han intentado chantajear al gobierno poblano (…) para que detenga a los asesinos de Manuel Hernández Pasión y ponga un alto a la supuesta serie de persecuciones políticas sufridas en su contra” (sic). A pesar de su brevedad y de la modestia del medio que la publica, esta cita está cargada de ominosas amenazas.

Aquiles Córdova Morán 

Hoy me sumo con entusiasmo a la campaña nacional de denuncia y protesta de los antorchistas ante la pasividad total del gobierno poblano, que encabeza el Lic. José Antonio Gali Fayad, en el asesinato de Manuel Hernández Pasión, Presidente Municipal de Huitzilan de Serdán, Puebla. Tal como lo denuncian mis compañeros en todo el país, ha pasado ya bastante más de un mes del crimen sin que las autoridades poblanas hayan hecho nada visible o comprobable para detener y castigar a los asesinos.

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